Sobre la muerte de Kissinger: político extranjero, duro hombre de poder
Algunos le admiraban, otros le despreciaban: Henry Kissinger fue quizá el diplomático más famoso de la historia de Estados Unidos. Incluso en su vejez, el germano-estadounidense se pronunció sobre diversos asuntos internacionales. En mayo cumplió 100 años y recibió felicitaciones de todo el mundo.
Sin embargo, el ex Secretario de Estado estadounidense fue una figura controvertida.
Mientras algunos lo elogiaban como un brillante político real con dotes negociadoras, otros lo veían como un hombre de poder sin escrúpulos, incluso como un criminal de guerra. Ahora Kissinger, que nació con el nombre de Heinz Alfred en Fürth, Franconia central, falleció el miércoles.
Mentalmente sano hasta el final
En los últimos años de su vida, Kissinger era sordo y ciego de un ojo. Tuvo que someterse a varias operaciones de corazón. Sin embargo, estuvo mentalmente en forma hasta el final, aunque formulara sus pensamientos lentamente y a veces con dificultad. Ya se tratara de la guerra de Ucrania o de las tensiones entre Taiwán y China, intervenía con confianza en los debates sobre política internacional. Cuando un periodista de televisión le preguntó si el Presidente de China, Xi Jinping, descolgaría el teléfono si Kissinger le llamaba, dijo poco antes de cumplir 100 años: "Hay muchas posibilidades de que coja mi llamada". Tenía razón. Unos meses más tarde, en julio, el centenario Kissinger voló de nuevo a Pekín y se reunió allí con Xi.
Kissinger también viajó a Alemania recientemente: en junio, celebró su centenario en su ciudad natal de Franconia con invitados de alto rango de la política y la diplomacia - y un equipo infantil de su club favorito, el Spvgg Greuther Fürth.
Un niño tranquilo
Kissinger era hijo de un matrimonio judío-alemán. En 1938, la familia huyó de los nazis a Estados Unidos. Kissinger creció en Nueva York y al principio no sabía hablar inglés. Se dice que de adolescente era tan tímido que apenas hablaba. Esto podría explicar por qué Kissinger tuvo un fuerte acento alemán durante toda su vida. Sin embargo, a diferencia de Alemania, en Estados Unidos no se sintió discriminado por ser judío. Kissinger fue llamado al servicio militar tras adquirir la nacionalidad estadounidense en 1943, luchó en las Ardenas y luego trabajó en Alemania para el contraespionaje estadounidense.
A su regreso, estudió Ciencias Políticas en la elitista Universidad de Harvard con ayuda de becas y se doctoró en 1954. En los años siguientes, impartió clases en la universidad y se hizo un nombre como especialista en política internacional. En 1969, el Presidente republicano Richard Nixon lo llevó a la Casa Blanca como Consejero de Seguridad. Más tarde se convirtió también en Secretario de Estado, y siguió siéndolo bajo el sucesor de Nixon, Gerald Ford. Kissinger acuñó la llamada diplomacia itinerante: viajar de un lado a otro de las capitales y negociar entre partes en conflicto. Como Secretario de Estado, fue una celebridad, conocido por su conciencia de poder y su afición a las mujeres.
¿Genio de la política exterior o político sin moral?
Kissinger cosechó muchos éxitos. Buscó la distensión con una China aislada y con la Unión Soviética, estableció la paz en Oriente Medio y se esforzó por lograr el desarme. Organizó el primer Tratado de Limitación de Armas Estratégicas (SALT I) en conversaciones secretas en la antigua URSS. Durante un viaje secreto a Pekín, organizó la primera visita de un presidente estadounidense en ejercicio a la República Popular. Nixon viajó a China en 1972 y se reunió con el líder del partido, Mao Zedong. Kissinger también negoció el fin de la guerra del Yom Kippur entre los Estados árabes e Israel en 1973/74. Son logros impresionantes. Muchos siguen considerando a Kissinger un genio de la política exterior, una figura del siglo.
Pero esa es sólo una parte de la historia. Los críticos lo ven como un político poderoso sin moral que también apoyó dictaduras, siempre que sirvieran a sus intereses. La acusación es que el fin justificaba los medios. En aquella época, se le consideraba cada vez más autocrático y cerrado de mente. En una entrevista de 1972, se comparaba a sí mismo con un vaquero que cabalgaba solo al frente de la columna.
Guerras y crisis
Además de sus éxitos en política exterior, hay toda una lista de guerras y crisis en las que Kissinger desempeñó al menos un papel dudoso. En primer lugar, la guerra de Vietnam: se dice que Kissinger impidió un acuerdo de paz inminente en 1968 para ayudar a Nixon a ganar las elecciones. En 1973, sus años de negociaciones secretas con el negociador norvietnamita Le Duc Tho desembocaron finalmente en un tratado de paz. Ambos recibieron el Premio Nobel de la Paz, aunque la guerra continuó hasta 1975. Kissinger aceptó el premio, Le Duc Tho no.
Kissinger fue muy criticado por su papel en el bombardeo secreto de Camboya durante la guerra de Vietnam. Se dice que autorizó los bombardeos y los mantuvo en secreto. Se calcula que los ataques costaron la vida de al menos 150.000 personas. Los opositores también le acusan de haber desestabilizado el país como consecuencia de sus acciones y de haber ayudado a los Jemeres Rojos a llegar al poder en el país del sudeste asiático.
El apoyo a la invasión de Timor Oriental por Indonesia en 1975 es también un punto oscuro en la carrera de Kissinger en política exterior. Junto con el servicio secreto estadounidense CIA, Kissinger también habría participado en el sangriento golpe de Estado del general Augusto Pinochet contra el presidente socialista electo de Chile, Salvador Allende, en 1973. Kissinger recibió citaciones de tribunales de varios países, pero nunca compareció. Siempre ha negado las acusaciones contra él; al menos públicamente, no era consciente de ninguna culpabilidad. En una entrevista televisiva con motivo de su centenario, tachó de ignorantes a los jóvenes que le condenaban.
Tras la dimisión de Nixon, Kissinger siguió siendo Secretario de Estado; luego abandonó la escena política tras la llegada al poder del Presidente demócrata Jimmy Carter en 1977. Pero para Kissinger, retirarse de la política activa no significó retirarse de la escena pública. Fundó una empresa de consultoría, escribió varios libros y, a pesar de su avanzada edad, fue un solicitado conferenciante sobre política exterior hasta su muerte.
Fuente: www.dpa.com
