Proyecto de infraestructuras - Proyecto "Nueva Ruta de la Seda": Italia dice arrivederci
Comenzó con gran pompa: alfombra roja, guardia de honor, helicóptero en el aire. En Villa Madama, en Roma, en marzo de 2019, el entonces primer ministro italiano, Giuseppe Conte, y el jefe de Estado y líder del partido chino, Xi Jinping, firmaron un acuerdo en virtud del cual Italia sería el primer gran país occidental en sumarse al megaproyecto chino de una "Nueva Ruta de la Seda".
Cuatro años y medio después, el acuerdo ha llegado a su fin: Según los medios de comunicación italianos, Roma emitió una nota diplomática formal informando de su retirada. Oficialmente, se guardó silencio al respecto.
Desde la residencia oficial de la actual Primera Ministra, Giorgia Meloni, que lleva poco más de un año al frente de un gobierno de tres partidos de derechas, el único comentario sobre la salida de Via Della Seta(Ruta de la Seda) fue: "Sin comentarios". Al menos, su Ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, dio algo parecido a una confirmación. "Hemos visto que la Ruta de la Seda no ha tenido los efectos esperados", dijo en un acto organizado por la agencia de noticias Adnkronos.
El megaproyecto de Pekín
Lanzada hace diez años, la "Nueva Ruta de la Seda" es el proyecto global de inversión e infraestructuras de China. La iniciativa incluye proyectos terrestres y marítimos que forman parte de la "Ruta Marítima de la Seda".
Italia, crónicamente endeudada, tuvo que soportar muchas críticas de sus socios occidentales a causa del proyecto. Italia fue el único país del grupo de las siete grandes potencias económicas democráticas (G7) que decidió participar, y también el único país importante de la UE. Las razones aducidas fueron mejores oportunidades de exportación, la esperanza de inversiones -por ejemplo en los puertos de Trieste y Génova- y también más turistas chinos.
Por su parte, China, que ya es la segunda potencia económica, quiere abrir nuevas rutas comerciales por todo el mundo, tanto terrestres como marítimas. El término "Nueva Ruta de la Seda" procede de la antigua ruta comercial mundialmente conocida que llegaba hasta Europa. Pekín ha invertido ya casi un billón de euros en el proyecto. Se han construido carreteras, líneas de ferrocarril, aeropuertos y puertos marítimos en muchos países en desarrollo donde antes no existían. Sin embargo, los críticos afirman que muchos países dependen cada vez más de China debido a las nuevas deudas. En la actualidad participan unos 150 países, entre ellos Rusia y Serbia. Hungría, de la UE, es ahora también miembro.
Roma no debe molestar demasiado a Pekín
Meloni nunca ha ocultado que no le gusta el plan. El líder del partido de extrema derecha Fratelli d'Italia (Hermanos de Italia) ha declarado que la soberanía de la nación es sagrada. En los últimos meses se ha especulado cada vez más con la inminencia de la salida. Estados Unidos también está ejerciendo presión. El trasfondo de todo esto es que la cooperación se habría consolidado automáticamente en marzo si el proyecto no se hubiera cancelado a finales de año.
Sin embargo, el objetivo de Italia es, por supuesto, no molestar demasiado a Pekín. A las empresas les preocupa que los productos fabricados en Italia ya no se vendan tan bien en la República Popular. A los italianos también les preocupa perder pedidos lucrativos, en los que además compiten con socios de la UE como Alemania y Francia. Por eso Meloni hizo asegurar a los chinos en la nota de despedida que la "asociación estratégica" se mantendría a toda costa.
Para China, que compite cada vez más con Estados Unidos, la despedida supone sin duda una pérdida de prestigio. En respuesta a una pregunta de la Agencia Alemana de Prensa, el Ministerio de Asuntos Exteriores no hizo inicialmente ningún comentario. Cuando las primeras especulaciones empezaron a bullir hace algún tiempo, se señaló que la cooperación se había ampliado enormemente desde la firma del acuerdo. El comercio había aumentado un 42% en cinco años.
En Bruselas, en cambio, las noticias de Roma pusieron a todos de buen humor. En la UE y la OTAN, la participación de Italia se considera cada vez más un error estratégico y un riesgo para la seguridad. El objetivo general es reducir las dependencias económicas. En la OTAN, existe el riesgo concreto de que Pekín intente "hacerse con el control de áreas clave de los sectores tecnológico e industrial, infraestructuras críticas, materiales estratégicos y cadenas de suministro".
Tampoco es probable que haya muchas noticias positivas para China en la cumbre UE-China de este jueves en Pekín. La Presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el Presidente del Consejo, Charles Michel, quieren dejar claro que la UE podría imponer restricciones comerciales, como aranceles especiales, si China sigue aplicando prácticas desleales de subvención y cierra su propio mercado a las empresas europeas.
Lea también:
- ¿Se enfrenta el Sarre a un colapso económico?
- El Dr. Gras funda la Universidad del Porrero
- El Fondo Saar de 3.000 millones de euros es inconstitucional
- Las detenciones preventivas muestran la amenaza terrorista islamista
Fuente: www.stern.de