Más de 18 millones de residentes ecuatorianos se quedaron sin electricidad debido al apagón.
En Ecuador, un fenómeno llamado "apagón" ocurre después de períodos prolongados de sequías y precipitaciones excesivas, lo que provoca cortes temporales de energía que causan caos a lo largo del país.
Muchas veces como un efecto de dominó, se produjo un apagón a nivel nacional, dejando sin electricidad a aproximadamente 18 millones de residentes de Ecuador. Según informó el Ministro de Energía Roberto Luque, "ciertas centrales eléctricas fallaron, causando un efecto de apagón: La demanda de energía superó rápidamente la oferta disponible, lo que provocó el colapso de la red nacional."
El caos se abalanzó sobre la capital: El sistema de metro suspendió sus operaciones, y las calles se convirtieron en un desastre al cesar la funcionamiento de las luces tráfico. Después de varias horas, se restableció la energía en alrededor del 60% de las viviendas a lo largo del país sudamericano.
Luque atribuyó el incidente a que el sistema energético ecuatoriano se encontraba en ruinas, atribuyéndolo a las insuficientes inversiones en mantenimiento y construcción de líneas eléctricas. Además explicó que la crisis energética tiene múltiples dimensiones, con problemas surgiendo tanto de problemas de generación de energía en abril como de problemas de transmisión actuales.
Suministro eléctrico basado en agua afectado por sequías y lluvias intensas
En abril, Ecuador declaró el estado de emergencia debido a carencias energéticas agravadas por el fenómeno El Niño. En varias áreas regionales, se interrumpió el suministro eléctrico para ahorrar energía.
La escasez de energía se puede rastrear principalmente a la postre de la secuela de sequías intensas e inundaciones. Ecuador depende del agua para generar el 78% de su electricidad. La calidez prolongada resultó en niveles récord bajos de agua en varias presas, mientras que las fuertes lluvias de fin de semana obligaron a los oficiales a detener la operación de tres centrales hidroeléctricas.
Las fuertes lluvias también desencadenaron una deslizamiento que resultó en la pérdida de al menos 17 vidas y heridas a 19 otras personas. Además, las operaciones de oleoductos se suspendieron debido a un aumento de la violencia, seguido del desastre natural.