Los negociadores de la Casa Blanca y el Senado se apresuran a alcanzar un acuerdo fronterizo, con la ayuda a Ucrania en juego
El presidente Joe Biden ha pedido repetidamente al Congreso que apruebe su petición de suplemento de seguridad nacional, que incluye miles de millones en fondos para Ucrania, Israel y la seguridad fronteriza, entre otras prioridades. Ha advertido de que los fondos son imprescindibles para Ucrania, a la que Estados Unidos se ha comprometido a apoyar en su guerra contra Rusia, y, más en general, para la seguridad nacional estadounidense.
Pero aun así, el paquete -presentado en octubre- sigue estancado.
Durante semanas, los negociadores de ambos bandos se han peleado por vincular el endurecimiento de las restricciones a la inmigración a la financiación suplementaria para Ucrania e Israel. Los republicanos insisten en la necesidad de un cambio en la frontera sur de EE.UU., donde las oleadas de inmigrantes han puesto a prueba los recursos federales, para seguir adelante con la financiación de Ucrania.
Los republicanos, dijo el senador Lindsey Graham durante una aparición en "Meet the Press" de la NBC el domingo, "sienten que estamos siendo atascados. No estamos cerca de un acuerdo. Se prolongará hasta el año que viene".
Si el Congreso se marcha de vacaciones sin llegar a un acuerdo, la Casa Blanca tendrá que tomar decisiones difíciles sobre el suministro a aliados como Ucrania a expensas de la preparación militar de Estados Unidos. La petición suplementaria también incluye 14.000 millones de dólares para seguridad fronteriza.
Durante el fin de semana, altos funcionarios de la Casa Blanca, entre ellos el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Jeff Zients, llamaron a legisladores republicanos y demócratas para tratar de alcanzar un consenso sobre los cambios en la política fronteriza, dijeron a CNN dos fuentes familiarizadas con las discusiones.
Pero los posibles cambios para endurecer el asilo, entre otras medidas de inmigración más estrictas, son difíciles de vender con los demócratas, a quienes les preocupa que la Casa Blanca esté adoptando las políticas de inmigración de la era Trump.
El sábado, Zients mantuvo una llamada con algunos miembros del Caucus Hispano del Congreso, que ha dado la voz de alarma sobre la dirección de las conversaciones fronterizas, dijo la fuente. El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, también participó en la llamada.
Según otra fuente, los negociadores siguen tratando de llegar a un acuerdo sobre los principales puntos de fricción. Entre ellos se encuentran las medidas para activar la expulsión de inmigrantes en la frontera entre EE.UU. y México, lo que impediría a los inmigrantes solicitar asilo en la frontera; la limitación del uso de la libertad condicional, que permite a los inmigrantes vivir temporalmente en EE.UU. en función de cada caso; y la detención obligatoria, según la fuente.
Otras propuestas incluyen elevar el nivel de miedo creíble para los solicitantes de asilo y ampliar el uso de un procedimiento de deportación acelerado.
La fuente señaló que los republicanos también han mostrado un renovado interés por un acuerdo de seguridad con terceros países, que impediría a los inmigrantes solicitar asilo en Estados Unidos si han pasado por otros países antes de llegar a la frontera estadounidense.
Para Biden, la política del momento es complicada. Aunque perder el apoyo de la base demócrata podría costarle en las urnas el próximo noviembre, la percepción de no hacer nada en materia de seguridad fronteriza también podría tener implicaciones amplias y duraderas.
Las detenciones de inmigrantes en la frontera entre Estados Unidos y México han alcanzado máximos históricos durante la presidencia de Biden. Aunque los funcionarios de Biden han subrayado que las detenciones reflejan una migración récord en el hemisferio occidental, es seguro que la cuestión será un lastre en las elecciones presidenciales de 2024, ya que los republicanos señalan con el dedo las políticas de inmigración del presidente.
Republicanos y demócratas llevan décadas en un punto muerto en materia de inmigración. Pero los contornos de un acuerdo fronterizo hoy son mucho más estrechos que en las negociaciones pasadas, cuando una mayor financiación de la seguridad fronteriza solía ir acompañada de la legalización de los inmigrantes que ya vivían ilegalmente en Estados Unidos.
El senador demócrata Joe Manchin, de Virginia Occidental, dijo el domingo que está "muy animado" por el estado de las conversaciones.
"Me he estado comunicando con los negociadores, mis colegas y amigos del lado demócrata y republicano, también con la Casa Blanca, y estoy muy animado. Soy muy optimista de que se están moviendo de una manera muy positiva", dijo Manchin a Jake Tapper de CNN en "State of the Union".
"Sé que la Cámara de Representantes se ha resistido, pero puedo asegurarles que la Cámara no conseguirá nada a menos que empiecen a trabajar juntos de forma bipartidista en estas piezas legislativas tan, tan problemáticas y desafiantes", dijo Manchin.
Este artículo y su titular se han actualizado con información adicional.
Manu Raju de CNN contribuyó a este informe.
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Fuente: edition.cnn.com
