En una Casa Blanca que ha sufrido muchas muertes, Biden es el primer presidente que habla del duelo
Cuando Willie, el hijo de Abraham Lincoln, murió en la Casa Blanca de fiebre tifoidea, su esposa, Mary, entró en un largo periodo de luto. Los Lincoln pasaron gran parte del resto de su presidencia viviendo fuera de la Casa Blanca, en una casa de campo en lo alto de una colina de Washington, tratando de alejarse de la casa donde murió su hijo.
El hijo de Calvin Coolidge , Calvin Jr., se hizo una ampolla en el dedo del pie jugando al tenis en la Casa Blanca. En aquella época anterior a los antibióticos, la infección resultante le causó la muerte tras ser ingresado en lo que hoy se conoce como el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed.
Coolidge, un político estoico conocido como "Silent Cal", admitió más tarde que la pérdida de su hijo de 16 años le había cambiado.
"Cuando se fue, el poder y la gloria de la Presidencia se fueron con él", escribió Coolidge en su autobiografía.
El único hijo vivo de Franklin Pierce murió atropellado en un accidente de tren entre su elección y su toma de posesión. Su esposa estaba inconsolable, y Pierce acabó siendo un presidente notoriamente malo.
Muchos presidentes perdieron hijos y hermanos, a menudo antes de ser elegidos. John Adams y su hijo John Quincy Adams vieron morir a sus hijos. En 1953, George H. W. Bush perdió una hija, la hermana de George W. Bush.
La lista personal de tragedias de Biden es bien conocida y anterior a su presidencia. Su primera esposa, Neilia, y su hija de 13 meses, Naomi, murieron en un accidente de coche en 1972, poco después de ser elegido al Congreso como senador por Delaware. Su hijo Beau murió de cáncer cerebral en 2015. Biden habló con Anderson Cooper, de CNN, sobre cómo superar esas pérdidas en un nuevo episodio del podcast "All There Is".
Escuchar a Biden hablar sobre la vulnerabilidad -su propia vulnerabilidad- no es nuevo en lo que respecta a su vida política. Pero escuchar su conversación con Cooper, mantenida en la Casa Blanca, resulta único para un presidente estadounidense, todos los cuales han sido hombres y todos los cuales, en mayor o menor medida, han tratado de exudar un poder invulnerable, esforzándose por ocultar sus males en lugar de relacionarse con la gente a través de ellos.
Sentir el dolor de los estadounidenses frente a compartir su dolor
Barbara Perry es copresidenta del programa de historia oral presidencial del Miller Center de la Universidad de Virginia. En febrero escribió sobre algunas de las muchas tragedias que han sufrido los presidentes.
La llamé para preguntarle qué sabemos sobre cómo expresan su dolor los presidentes, y me contó que Lincoln se desplazaba a caballo desde la casa de campo a la que iba el resto de la familia, en parte para evitar estar en la casa donde había muerto su hijo.
Estuvo de acuerdo en que compartir el dolor individual con los estadounidenses no había sido antes un atributo presidencial.
"Alguien como Bill Clinton no tenía miedo de decir: 'Siento tu dolor', pero fíjate que no decía: 'Me duele'", dijo.
Biden puede haber cambiado el trabajo de esta manera, abrazando lo que podría haber sido visto como una debilidad en cualquier presidencia anterior - en particular la de Donald Trump, que hizo todo lo posible para encontrar médicos que lo describieran como sobrehumano y creó una foto épica para hacer parecer que el Covid-19 que casi lo mata no tuvo ningún efecto.
Los presidentes son personas. Sufren las mismas tragedias personales
Patrick, el hijo de John F. Kennedy, tenía menos de dos días cuando murió en Massachusetts en agosto de 1963. Jaqueline Kennedy y Mary Lincoln sufrieron la pérdida de un hijo y un marido mientras estaban en la Casa Blanca.
Una ocurrencia sobre la familia Kennedy, que controlaba cuidadosamente su imagen pública, es la repetida admonición transmitida de generación en generación de que "los Kennedy no lloran".
Andrew Jackson también sufrió entre su elección y su toma de posesión. Fueron los despiadados rumores sobre el primer matrimonio de la esposa de Jackson, Rachel, y la cruel insinuación de que era bígama, lo que pudo contribuir a su muerte, ocurrida después de las elecciones de 1828 pero antes de la revoltosa toma de posesión de Jackson.
Aunque ella llevaba años sufriendo dolencias, "Jackson siempre culpó de su muerte a sus enemigos políticos", según el Hermitage, sitio web de la finca que compartían. Los rencores contribuyeron a alimentar la política de Jackson.
Rachel Jackson, esposa del presidente Andrew Jackson.
Otra primera dama, Ida McKinley, perdió a sus dos hijas por enfermedad antes de llegar a la Casa Blanca, donde sufrió la muerte de su marido, William, en 1901, tras lo cual Theodore Roosevelt ascendió a la presidencia.
Tanto Biden como Roosevelt perdieron a sus esposas a edades tempranas
En el caso de Biden, su primera esposa y su hija pequeña murieron en un accidente de coche poco después de su primera elección al Senado, hace 51 años, en diciembre de 1972.
La experiencia ayudó a moldear la carrera de Biden como político; permaneció en el Senado, pero viajaba a casa, a Delaware, todas las noches en el Amtrak para ver a sus hijos supervivientes.
La esposa y la madre de Roosevelt murieron en circunstancias distintas, pero casualmente el mismo día y en la misma casa, con horas de diferencia, en febrero de 1884, sólo dos días después de que naciera su primera hija.
Roosevelt rara vez hablaba de su primera esposa, Alice, y envió a su hija, también llamada Alice, a vivir con unos parientes mientras él huía hacia el oeste, a las Dakotas, una decisión que creó su imagen de Rough Rider que protegería el resto de su vida.
Alice, la hija, volvió finalmente a vivir con Roosevelt después de que éste se volviera a casar, pero sólo ante la insistencia de su nueva esposa, Edith, según Edward O'Keefe, un antiguo colega de la CNN que ahora es director general de la Theodore Roosevelt Presidential Library Foundation y autor de un libro de próxima aparición, "The Loves of Theodore Roosevelt".
Se la conocía como una socialité descontrolada: "Puedo dirigir el país o ser el padre de Alice, pero no puedo hacer las dos cosas", dijo Roosevelt, según O'Keefe. Pero también tenía un asombroso parecido con su madre, lo que debió de causar a Roosevelt también dolor personal.
"Fue uno de los presidentes más hipermasculinos que se recuerdan en Estados Unidos", dijo O'Keefe. "Quería fingir que estas cosas que le dolían no le dolían, y así fue. Tuvieron un profundo impacto en su psicología".
Todos los presidentes representan su propio tiempo, y la era estadounidense actual, bajo Biden, es una en la que la gente tiene y pierde menos hijos. La muerte está más aislada de la vida cotidiana de la mayoría de la gente, pero no por ello es menos omnipresente. Eso no significa que no debamos hablar de ella.
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Fuente: edition.cnn.com
