Los cortes de electricidad frenan el cambio de Rusia a China
Desde el ataque a Ucrania, Rusia ha estado bombeando las mayores cantidades de petróleo y gas hacia China. Sin embargo, la red eléctrica de Siberia y Extremo Oriente no está preparada para hacer frente a estos volúmenes, y cada vez está más sobrecargada.
Desde el ataque a Ucrania, los suministros rusos de materias primas tienen en muchos casos un único destino: China. Moscú ha perdido muchos socios en Occidente, pero la República Popular está encantada de comprar petróleo y gas a precios favorables. Rusia está dispuesta a desempeñar el papel de gasolinera de descuento: está encantada de aumentar sus suministros de petróleo para el desarrollo de la economía china, explicó condescendientemente el jefe de Estado ruso, Vladimir Putin, en marzo, cuando recibió la visita de su homólogo Xi Jinping en Moscú.
Pero no es tan sencillo como promete Putin. El fin de Gazprom como proveedor mundial de gas parece sellado, ya que no existe un nuevo gasoducto para nuevos suministros a China, que Pekín se niega rotundamente a autorizar. Rusia tampoco puede suministrar más petróleo, ya que la infraestructura existente en Extremo Oriente también está demostrando ser un cuello de botella en este caso. Así lo informa el medio independiente ruso en el exilio The Bell.
43 estaciones de bombeo necesitan electricidad
China recibe su petróleo a través del oleoducto Siberia Oriental-Pacífico. El oleoducto recorre unos 2700 kilómetros desde Taishet, en el corazón de Siberia, hasta la ciudad de Skovorodino, en la región de Amur, en la frontera con China. Por el camino, el monstruo de acero serpentea a través de zonas sísmicas, superando grandes diferencias de altitud y varias zonas climáticas.
Finalmente, el oleoducto se divide en Skovorodino: La primera línea transporta el petróleo a la ciudad china de Daqing desde 2010. La segunda línea, mucho más larga, se completó en 2012 y termina 2000 kilómetros después en el puerto de Kosmino, en el Pacífico, cerca de Vladivostok, en el mar de Japón. Allí, el petróleo puede cargarse en buques y distribuirse por todo el mundo.
Al menos en teoría, porque cada vez son más frecuentes los problemas en el camino: a lo largo del oleoducto Siberia Oriental-Pacífico hay un total de 43 estaciones de bombeo a intervalos de 70 a 150 kilómetros, por las que tiene que pasar el petróleo cuando fluye hacia China o el Pacífico. En estas estaciones se "empuja" de forma controlada para que la masa pegajosa llegue a su destino con renovado vigor. Sin embargo, como informa The Bell, el operador estatal de oleoductos Transneft tiene que apagar cada vez con más frecuencia los motores eléctricos de estas bombas porque la red eléctrica del Extremo Oriente está sobrecargada.
25 apagones en nueve meses
En los últimos meses, Rusia ha aumentado constantemente sus volúmenes de suministro a China para compensar la pérdida de negocio en Europa. En febrero, el volumen máximo anterior de 2 millones de barriles diarios se suministró a través del oleoducto Siberia Oriental-Pacífico, el país de tránsito Kazajstán y petroleros. El proveedor de servicios financieros S&P Global lo ha extraído de los datos de importación de las aduanas chinas. Según la agencia estatal rusa Interfax, sólo por el oleoducto Siberia Oriental-Pacífico circulan unos 619.000 barriles diarios.
Sin embargo, no parece posible aumentar más el volumen de entrega debido a las limitaciones de la infraestructura. Según The Bell, los documentos de Transneft muestran que el flujo de petróleo a China tuvo que interrumpirse 25 veces en los nueve primeros meses de este año debido a interrupciones y cortes de energía. En cambio, entre 2020 y 2022 sólo se produjeron 17 cortes de energía en la región. Transneft culpa de ello a Ferrocarriles de Rusia, que también ha aumentado sus servicios ferroviarios a China desde el inicio de la guerra.
"La red ferroviaria está sobrecargada"
Las interrupciones siguen causando problemas comparativamente menores: según datos de Transneft, 17.000 toneladas de petróleo no llegaron a China en el plazo acordado este año. Eso equivale a 2.319 barriles, una fracción de la cantidad que fluye diariamente por el oleoducto Siberia Oriental-Pacífico.
El problema, sin embargo, es que Rusia no ha hecho más que empezar su giro hacia Extremo Oriente: Los Ferrocarriles Rusos quieren seguir ampliando su capacidad en la región para poder transportar más carga desde y hacia China. Sin embargo, el tráfico ferroviario adicional pondría aún más a prueba la red eléctrica en el Pacífico y en amplias zonas de Siberia. Por ello, Transneft ya teme que aumenten los problemas del oleoducto.
Sin embargo, no aumentar el tráfico ferroviario tampoco es una opción: "La red ferroviaria está sobrecargada", advirtió hace meses un experto ruso en China, según The Bell. Denunció atascos interminables en el ferrocarril hacia China y el Pacífico.
Por ello, el proveedor ruso de energía Rosseti tiene previsto invertir el equivalente a cuatro mil millones de euros en la red eléctrica de Siberia y Extremo Oriente este año y el próximo. El giro de Rusia hacia el Este es una diversión cara.
Fuente: www.ntv.de