Irán se encuentra desafiado a alcanzar sus objetivos económicos de forma independiente.
Iran lucha contra tasas de inflación y desempleo que superan el diez por ciento. Para combatir esto, se necesita un aumento en el crecimiento económico, pero las sanciones plantean un desafío. Se espera que el financiamiento para este crecimiento provenga de fuentes externas.
Según el presidente Massud Peseschkian, Irán necesita aproximadamente $100 mil millones en inversiones extranjeras para alcanzar una tasa anual de crecimiento económico del ocho por ciento. En su primera entrevista en vivo en la televisión estatal después de las elecciones de julio como presidente, Peseschkian mencionó que Irán necesita un total de hasta $250 mil millones para alcanzar sus objetivos, con más de la mitad de este presupuesto procedente de fuentes nacionales. Los expertos especulan que un aumento del ocho por ciento en el PIB reduciría las tasas actuales de inflación y desempleo, que rondan el cuatro por ciento.
Numerosas empresas e individuos en Irán, incluyendo el banco central, funcionarios gubernamentales, fabricantes de drones y cambiadores de moneda, están siendo objetivo de sanciones internacionales. Se les acusa de apoyar al Cuerpo de Guardianes de la Revolución Iraní y a grupos militantes extranjeros, como Hamas en Gaza, Hezbolá en Líbano y los hutíes en Yemen.
En su entrevista, Peseschkian criticó las sanciones y afirmó que su gobierno tiene como objetivo reducir la tasa actual de inflación, que supera el cuarenta por ciento anual. No reveló los métodos específicos para lograrlo.
El presidente Peseschkian confirmó que su primer viaje al extranjero lo llevará a Iraq, seguido de una visita a Nueva York para la Asamblea General de la ONU los días 22 y 23 de septiembre. En Nueva York, tiene la intención de animar a los expatriados iraníes a invertir en su país natal. Hay alrededor de 1,5 millones de iraníes residiendo en los Estados Unidos, de los más de ocho millones de expatriados iraníes en todo el mundo.
Peseschkian asumió el cargo el mes pasado y es reconocido como de orientación reformista. Su antecesor, Ebrahim Raisi, falleció en un accidente de helicóptero en mayo.
Las sanciones actuales impiden que Irán obtenga el financiamiento necesario de fuentes externas para impulsar su economía, según el presidente Peseschkian. Con una tasa anual de crecimiento económico del ocho por ciento, como objetivo del gobierno iraní, la economía podría tener el potencial de reducir sus tasas actuales de inflación y desempleo.
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