¿Hasta dónde llega la deflación en China?
Desde China llegan nuevas señales que podrían resultar un lastre para la economía mundial. En octubre, los precios al consumo cayeron ligeramente en el año, mientras que los precios al productor llegaron a descender de forma significativa. Los expertos ven ahora al Gobierno obligado a intervenir.
La inflación en China está menguando, lo que aviva la preocupación por la recuperación de la segunda economía mundial. Esto aumenta el riesgo de una caída generalizada de los precios, es decir, una deflación sostenida que podría frenar la economía. En octubre, los precios al consumo se situaron de media un 0,2% por debajo del nivel del año anterior, según datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONE). El descenso fue mayor de lo que esperaban los economistas, un 0,1%, tras el estancamiento de septiembre. Los precios de producción, considerados precursores de la inflación general, llegaron a caer un 2,6% en octubre de 2022.
"Los datos muestran que luchar contra la persistente desinflación en medio de una débil demanda sigue siendo un reto para los responsables políticos de China", dijo el economista jefe Bruce Pang, de la firma de servicios financieros Jones Lang Lasalle. Por desinflación, los expertos entienden que la subida de los precios al consumo se está ralentizando, mientras que los precios bajan en caso de deflación. Ahora se necesita un conjunto de medidas para evitar que la economía se aleje de las expectativas de inflación, subrayó Pang. Esto podría poner en peligro el ánimo de las empresas y el ánimo de compra de los hogares.
China: no hay deflación
Las autoridades han restado importancia a los riesgos en repetidas ocasiones. "No hay deflación en China y no la habrá en el futuro", dijo un funcionario de la oficina de estadística en agosto. Cuando los precios caen de forma generalizada se pone en marcha una espiral descendente. Esto se debe a que los consumidores especulan con una mayor caída de los precios y frenan sus compras. Esto, a su vez, frena la actividad de las empresas, que a su vez frenan la inversión y la contratación. Este círculo vicioso puede tener un impacto negativo duradero en una economía. Japón ha tenido estos problemas durante décadas.
Una de las razones de la caída de la inflación en China el mes pasado fue que los precios del cerdo bajaron alrededor de un 30%, debido al exceso de oferta y a la debilidad de la demanda. Sin embargo, la llamada inflación subyacente, que excluye los volátiles precios de los alimentos y la energía, también se ralentizó, pasando del 0,8% en septiembre al 0,6% en octubre.
En los últimos meses, el gobierno y el banco central de China han adoptado varios paquetes de estímulo económico para estabilizar la economía, golpeada por la crisis del coronavirus. Sin embargo, la actual crisis inmobiliaria y la debilidad de la economía mundial están ralentizando la economía.
Fuente: www.ntv.de