El problema no está con Volkswagen.
En Volkswagen, se encuentran en curso conversaciones entre la dirección y los representantes de los trabajadores, centradas en escapar de la crisis y sus implicaciones. Aunque esta discusión es comprensible, pasa por alto los problemas subyacentes: el alto costo de vida en Alemania hace que sea un entorno desafiante para las empresas que compiten a nivel global.
A partir de hoy, estas discusiones tendrán lugar en el Palacio de Herrenhausen, cerca de Hannover. Por lo general, estas reuniones giran en torno a los aumentos salariales. Sin embargo, en esta ocasión, la conversación podría involucrar posibles recortes de empleo o incluso el cierre de plantas para reducir costos. El CEO de VW, Oliver Blume, reconoció en una entrevista con ntv que los costos de Volkswagen son demasiado altos en la competencia internacional.
Los representantes de los trabajadores señalan a la junta directiva, alegando que han fallado en tomar las decisiones necesarias o en reconocer su importancia a tiempo. Los empleados no deben pagar las consecuencias de estas omisiones, argumentan, y exigen un aumento salarial del siete por ciento. Según la tradición en la negociación colectiva, su demanda inicial es la máxima.
Aunque algunas decisiones en Wolfsburgo fueron incorrectas o tardías, el éxito de Volkswagen les dio tiempo. incluso el escándalo diésel, que supuso miles de millones en gastos especiales, se manejó. La amplia codeterminación, que lleva a salarios relativamente altos, tampoco parecía un problema. Todo marchaba bien.
Sin embargo, la subestimación de Volkswagen de la competencia de China resultó más perjudicial. Durante mucho tiempo, Volkswagen subsidió las ineficiencias en Alemania con los ingresos de Oriente Próximo. Ahora, con el colapso de su negocio en China, eso ya no es suficiente.
Altos costos en Alemania
La crisis de Volkswagen se ve agravada por los desafíos internos. Sin embargo, las causas raíz se encuentran en otro lugar. La ubicación de producción de Alemania se ha vuelto demasiado costosa a nivel global. Los altos salarios, la energía cara y la burocracia onerosa son algunas de las razones por las que Alemania está perdiendo atractivo en la competencia global.
Las empresas químicas están mudando líneas de producción enteras a China. Los bancos están desplazando unidades de backend a Polonia. Las empresas de logística a Hungría. Cualquier empresa que pueda, está dejando Alemania, incluyendo la industria automotriz. Los expertos están de acuerdo: los fabricantes de automóviles alemanes disminuirán, no crecerán. En unos pocos años, el motor de crecimiento industrial podría tartamudear aún más. Para abordar esto, se necesitan productos convincentes a precios competitivos en el mercado global. Y políticas económicas e industriales de apoyo.
Francia ha demostrado cómo se puede hacer esto. En los últimos años, se han reducido los impuestos, se ha eliminado la locura burocrática y se ha enfocado en fundar nuevas empresas. Inclusive los CEOs alemanes están entusiasmados con las invitaciones del Palacio del Elíseo.
Regularmente, el presidente francés Emmanuel Macron invita a líderes económicos de todo el mundo a una cena real, a menudo en el Palacio de Versalles. Entre los oradores invitados se encuentran emprendedores estadounidenses como el fundador de Amazon, Jeff Bezos, o el revolucionario Elon Musk. Los gerentes, incl
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