Vodka, vitamina D y nada de microondas: 25 consejos sorprendentes para la creatividad
Hoy en día hojeo cuadernos de bocetos a diario, utilizando las páginas como la mejor forma de anotar mis pensamientos, fantasear sobre el futuro y, lo que es más importante, expresar mis ideas, para poder recordarlas más tarde y comentarlas con mi equipo de diseño y con mis clientes. Dibujar es algo inherente a los artistas y diseñadores, pero es algo más que un rasgo característico de la creatividad, es la piedra angular de la comunicación para los diseñadores.
Hoy en día podemos dibujar con muchas herramientas. Hago bocetos en un iPad, dibujo en Adobe Illustrator, compongo y hago bocetos en Photoshop, e incluso dibujo, ilustro y renderizo en 3D utilizando diversos programas. Para mí, todo esto es dibujar.
A medida que avanzamos y desarrollamos nuevas tecnologías, el significado de dibujar, esbozar e ilustrar adquiere nuevas definiciones, significados que a veces parecen alejarse de la técnica del lápiz sobre papel. Pero para mí, nada debería sustituir la conexión instantánea de la mente con la mano y la forma resultante sobre el papel, ya sea físico o virtual. Prefiero que mis pensamientos salgan de forma fluida, cándida y en el momento, allí donde se me ocurra el concepto o el sueño.
Mi vida en bocetos
Empecé a dibujar a la temprana edad de cinco años. Mi padre era pintor y escenógrafo de televisión en Inglaterra, y después del trabajo me llevaba a dibujar iglesias. Me enseñó a ver -me enseñó la perspectiva a esa edad-, me enseñó que podía dibujar cualquier cosa y tocar todos los aspectos de nuestro paisaje físico.
Aún no conocía la palabra "diseño", pero ya había empezado a pensar como un diseñador. Recuerdo que decidí que no me gustaba la forma de las ventanas, así que dibujando pude "remodelarlas". Cuando nos fuimos de Inglaterra a Canadá en el transatlántico Queen Elizabeth, recuerdo que gané un concurso de dibujo para niños.
Muchos niños dibujaban paisajes, familias y barcos en los océanos, pero yo dibujaba maletas. Me obsesionaba la idea de que mis padres consiguieran empaquetar todo nuestro apartamento condensado en unas cuantas cajas y algunas maletas; así que dibujé la "organización de las cosas" (mis propias ideas ingenuas de cómo viajar). De niño, el concepto de que podía crear mi propio mundo con un lápiz y un papel me pareció una idea poderosa que ha permanecido conmigo.
En la adolescencia leí libros de artistas de todo el mundo. Me gustaban los artistas que eran verdaderos dibujantes, los que tenían una mano fluida o una fuerte calidad gráfica. Me obsesionaba dibujar caras, cuerpos, gafas, zapatos, radios, televisores y moda.
Recuerdo haber leído sobre Raymond Lowey cuando tenía 11 años. Me encantaban sus dibujos de coches. También admiraba a tantos artistas por todos los libros que había esparcidos por la casa: Andy Warhol, Pablo Picasso, Alexander Calder, Le Corbusier, Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci, H.G. Geiger, Syd Mead, Paolo Soleri, Giorgio De Chirico, Charles Eames, Joan Miró, Yves Saint Laurent, Halston, Pierre Cardin, Verner Panton, Jean Courreges, Vasarley, Agam y tantos otros. El diseño, el arte, la arquitectura, la moda, la literatura y el cine eran para mí lo mismo: creación, belleza, comunicación, cultura y experiencia humana.
Dibujar hoy
La era digital tiene un nuevo lenguaje, una nueva lengua vernácula a la que me refiero como "Infosthetics", la estética de la información.
La premisa es utilizar nuevas herramientas para derribar los límites del boceto, la ilustración, el dibujo y el renderizado. El nuevo movimiento de gráficos tecnológicos está creando un paisaje hipertextual, hipergráfico e hipertrófico. Creo que algún día podré dibujar simplemente agitando la mano en el espacio, utilizando diferentes movimientos de la mano para cambiar los colores, la escala, las proporciones, el peso de las líneas, etc. Para mí, dibujar es una forma sencilla e inmediata de comunicar y difundir mis ideas. Es mi modus operandi.
Cuando era joven imaginaba un mundo robotizado. Imaginaba un mundo sin fisuras tecnológicas, un lugar donde pudiéramos comunicarnos de forma audible, visual, en tiempo real, en cualquier lugar y en todas partes.
Y hoy parece que ese mundo ya está aquí. Con las nuevas tecnologías, la gente puede dibujar entre sí en tiempo real. Hay cuadernos de dibujo interactivos en los que puedes grabar un sonido en una página, dibujar en el mismo boceto con alguien que está al otro lado del mundo. Hay programas que nos permiten dibujar en 3D.
Cada día surgen nuevos programas y nuevas interfaces que permiten a artistas, diseñadores y a todo el mundo expresar su propia visión de formas que yo jamás habría soñado en mi infancia.
El mundo actual es aún más bello, más digital, más visceral, más intuitivo, más fantasmal que nunca. Cuando dibujo ahora siento que estoy abrazando la vida, que estoy celebrando estar vivo, más que una simple línea sobre el papel o un trazo sobre una pantalla táctil digital, me siento infundido e inspirado por esta difuminación de lo físico y lo digital, de un mundo que tiene experiencias humanas más intensas que nunca antes en la historia. Por eso nunca dejaré de dibujar.
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Fuente: edition.cnn.com