Un hombre con barba corre 100 ultramaratones y pedalea 5.500 kilómetros
Tras meses de solitaria monotonía, Jonas Deichmann se regaló otra prueba en el escenario mundial para coronar su audaz misión. El "Forrest Gump alemán" comenzó su fase de recuperación tras el duatlón por EE.UU. con el legendario Maratón de Nueva York, donde fue celebrado por la multitud al cruzar la línea de meta en Central Park tras casi cuatro horas. "Un día corto en la oficina", bromeó Deichmann: "Fue increíble. El final de mi gran aventura no podía ser mejor".
El 29 de julio emprendió su singular proyecto en bicicleta desde Nueva York y recorrió 5.500 kilómetros hasta Los Ángeles, en la costa oeste, en tres semanas. Desde allí, regresó en 100 días corriendo ultramaratones por la misma distancia. El corredor, de 36 años, llegó por fin a su destino en la Gran Manzana el fin de semana y disfrutó claramente de la pequeña recepción en el Brooklyn Bridge Park.
"Podría seguir corriendo", dijo Deichmann, "pero estoy muy contento de haberlo conseguido". Ha sido "un gran sueño hecho realidad. Estados Unidos es enorme. El Oeste en particular es increíblemente espectacular. Correr por allí es algo muy especial. Cuando corres, te das cuenta de lo grande que es todo. Es una forma estupenda de conocer un país".
En tiempos de corona, tuvo que trasladarse a México
El nativo de Stuttgart ya había querido correr por Estados Unidos durante su triatlón alrededor del mundo, pero tuvo que cambiar a México debido a las restricciones por el coronavirus. Allí, los medios de comunicación locales le apodaron el "Forrest Gump alemán". Incluso recibió protección policial en un tramo. En total, perdió diez kilos de peso corporal durante su duatlón y gastó nueve pares de zapatillas de correr. Pero la recompensa a tanto esfuerzo fueron innumerables "momentos mágicos".
Los puertos de montaña en las Montañas Rocosas, los amaneceres y atardeceres en el desierto de Mojave o Monument Valley: "Es increíblemente espectacular. He vivido un número increíble de momentos estelares", afirma entusiasmado Deichmann. A pesar de los tramos físicamente muy exigentes de la ruta y de las temperaturas de hasta 50 grados a veces, el aspecto mental en particular le llevó al límite.
"El mayor reto fue sin duda la monotonía del Medio Oeste", explicó el atleta extremo: "En Kansas, por ejemplo, simplemente no hay nada. Cada 30 kilómetros hay un silo de grano y unas cuantas casas. Eso es todo, todo parece igual durante semanas". Sin embargo, se distrajo con éxito con podcasts y audiolibros. "Nunca pensé en abandonar", subraya con rotundidad.
Ahora toca vacaciones, pero ya está planeando su próxima gran aventura para mayo de 2024: "Será el proyecto más duro que he hecho nunca. Un reto completamente nuevo", afirma el muniqués: "Pero aún es alto secreto". Seguro que querrá volver a traspasar los límites de lo supuestamente humanamente posible.
Fuente: www.ntv.de