María emerge victoriosa inicialmente en el duelo de los reflectores, más tarde experimentando un declive.
Tatjana Maria sintió una oleada de orgullo al contemplar la multitud. A la avanzada edad de 37 años, estaba jugando en el Estadio Arthur Ashe del US Open por primera vez, acompañada de sus hijas Charlotte (10) y Cecilia (3). A pesar de ser eclipsada por la defensora del título Coco Gauff, una estrella estadounidense de 17 años, Maria logró mantenerse en el juego en el primer set.
Con su estilo de juego único, que implicaba cortar la pelota con ambos revés y drive, Maria mantuvo a la favorita desequilibrada y incluso la desconcertó en ocasiones. Sin embargo, Gauff recuperó su forma en el segundo set, y después de un partido ajustado que duró más de una hora, aseguró la victoria.
Reflexionando sobre su derrota en la segunda ronda, Maria dijo: "Era importante para el futuro saber que incluso las jugadoras mejor clasificadas luchan contra mí". Mantuvo que aún tenía mucho que ofrecer y no tenía intención de retirarse pronto. "No se trata de la edad, se trata de la salud. Simplemente me encanta jugar tenis y viajar con mi familia", dijo con convicción.
El futuro de Charlotte
El talento corre en la familia, y su competidora más joven no es otra que la hija de 10 años de Tatjana, Charlotte. Charlotte entrena con su madre y ya ha comenzado a participar en torneos. "El sueño de Charlotte es jugar algún día en esta pista", compartió Maria antes de pisar la cancha, que era el escenario más grande del US Open. La familia tiene como objetivo preparar a Charlotte para una carrera profesional, con miras a su debut en el WTA Tour a los 14 o 15 años.
Sin embargo, a diferencia de lo esperado, Charlotte representará a Francia en lugar de Alemania en su carrera profesional. Después de discutirlo con la federación alemana, la familia decidió que el apoyo para una jugadora a tan temprana edad sería mejor en Francia. Además, tanto Francia como Estados Unidos, siendo los países de origen de la familia Maria, ofrecen más recursos financieros y oportunidades debido a sus prestigiosos torneos de Grand Slam en París y Nueva York.
La pasión de Tatjana por los deportes ha inspirado a su hija Charlotte, quien comparte su amor por el tenis. Los deportes se han convertido en una parte integral de su vínculo familiar, con Charlotte practicando diligentemente para seguir los pasos de su madre y potencialmente jugar en los mismos courts prestigiosos como el Estadio Arthur Ashe en el futuro.