Este mosaico de conchas y coral de 2300 años de antigüedad acaba de ser hallado enterrado bajo Roma
La obra, cuya antigüedad se estima en unos 2.300 años, forma parte de una mansión aristocrática más grande, situada cerca del Foro Romano, que se está excavando desde 2018.
Con casi cinco metros de largo y representaciones de enredaderas, hojas de loto, tridentes, trompetas, yelmos y criaturas marinas mitológicas, la escena de mosaico se creó minuciosamente utilizando nácar, conchas, corales, fragmentos de cristal precioso y motas de mármol. La pieza está enmarcada por cristales policromados, travertino esponjoso y exóticos azulejos azules del antiguo Egipto.
Lo que hace que este descubrimiento sea "inigualable", según la arqueóloga Alfonsina Russo, responsable del Parque Arqueológico del Coliseo encargado del yacimiento, no es sólo la increíble conservación del mosaico, sino su decoración, que también presenta escenas de celebración de batallas navales y terrestres probablemente financiadas -y ganadas- por un mecenas aristocrático extremadamente rico que conmemoraba las victorias en sus muros.
La complejidad de las representaciones de la victoria en el mosaico ha sorprendido al equipo que trabaja en el proyecto. Muestran una ciudad costera amurallada con torres vigía y logias -que, según Russo, podría ser un lugar ideal o real- asentada sobre un acantilado diseñado con trozos de roca de travertino. También aparecen escenas de veleros con las velas izadas, junto con representaciones de monstruos marinos míticos que se tragan a las flotas enemigas.
Los arqueólogos intentan averiguar si las delicadas -y caras, para la época- ramas de coral utilizadas en la exposición procedían del Mediterráneo o del Mar Rojo (los océanos más cercanos y más utilizados por los romanos para extraer materiales). El equipo cree que una rara pasta de vidrio azulado que también aparecía en el diseño procedía probablemente de la antigua ciudad egipcia de Alejandría.
"Esta sala de banquetes, que mide 25 metros cuadrados, es sólo un espacio dentro de una domus (casa en latín) repartida en varias plantas", explicó Russo a la CNN en una entrevista. "En la antigüedad, cuando poderosas familias nobles habitaban la Colina Palatina, era costumbre utilizar ricos elementos decorativos como símbolo para mostrar la opulencia y el alto rango social".
La cámara, considerada una "joya" por Russo, era una sala de banquetes al aire libre con vistas a un jardín, probablemente utilizada durante el verano para agasajar a los invitados.
Un espacio tan elaborado también habría servido para impresionar a los invitados con juegos de agua, muy populares entre la nobleza de la época. "Hemos encontrado tuberías de plomo incrustadas en los muros decorados, construidas para transportar agua al interior de las pilas o para hacer brotar fuentes con las que crear juegos acuáticos", explica Russo.
Marco Rossi, catedrático de Antigüedades Romanas y jefe del laboratorio de mosaicos de la Università degli Studi di Roma Tre, señaló que estas salas de banquetes estivales no sólo eran un lugar al que acudían anfitriones e invitados para relajarse, sino que también eran utilizadas por el propietario de la mansión como distintivo de su riqueza y rango.
"Los mosaicos suelen encontrarse en el suelo, pero éste se extiende por toda la pared frontal y se ha conservado increíblemente bien", explica Rossi. "No se ha estropeado por el peso de los escombros -como puede ocurrir con algunos mosaicos del suelo- y, a pesar de su delicadeza, no se ha astillado con el paso de los siglos".
Rossi añade que el hallazgo de un mosaico mural completo es muy poco frecuente, entre otras cosas porque estas piezas son más delicadas que las del suelo, que se diseñaron para ser pisadas y soportar presión.
La ubicación de la gran casa también ha ayudado a la conservación del muro, creen los científicos. Situada en la ladera del famoso monte Palatino de Roma y cubierta posteriormente por siglos de barro y tierra a medida que el terreno se ha ido moviendo, la estructura y los tesoros que alberga han estado protegidos del aire y la luz por capas de tierra.
Aunque este nuevo descubrimiento aún tiene muchos secretos que desvelar -por qué se abandonó la propiedad y cuánto tiempo hace, por ejemplo-, Russo cree que hay un misterio que los arqueólogos quizá puedan resolver: La identidad de su propietario, probablemente un senador romano.
"La persona era tan rica que podía permitirse importar elementos tan preciosos de todo el imperio para decorar esta mansión", afirma Russo. "Hasta ahora no hemos encontrado nada que arroje luz sobre su identidad, pero creemos que más investigaciones podrían permitirnos localizar a la familia noble".
Russo y su equipo pretenden abrir el espacio al público a principios de enero. "Seguiremos (excavando) en las demás capas y zonas de este evocador lugar (para intentar descubrir más)", dijo. "Es realmente una increíble muestra del lujo romano".
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Fuente: edition.cnn.com