Cuando el emperador llamó "apestoso" al árbitro
Pocos meses antes, el seleccionador Franz Beckenbauer había provocado un escándalo en el Mundial de México al amenazar a un periodista con violencia ante las cámaras; ahora ha vuelto a enloquecer tras la histórica derrota de la selección de la DFB en Viena. En su opinión, ¡el árbitro tuvo gran parte de culpa en la victoria por 4:1 de Austria!
"¡El Agnolin, este hombre es peligroso!" El seleccionador Franz Beckenbauer ya no podía estar tranquilo tras la clara derrota en el recién inaugurado estadio Prater de Viena aquel memorable 29 de octubre de 1986. La selección austriaca había vapuleado devastadoramente al equipo alemán por 4:1. Para el Kaiser, el árbitro italiano era el único culpable de la debacle alemana.
Toni "Doppelpack" Polster, que aquel día contribuyó con sus habituales dos goles al triunfo de su equipo, escribiría años más tarde en su autobiografía: "Córdoba, segundo acto, esta vez en Viena". Él y sus compatriotas habían esperado antes una derrota dentro de lo razonable; ahora los austriacos saboreaban el inesperado éxito sobre su "hermano mayor".
La frustración en el bando alemán era profunda. Luigi Agnolin, profesor de gimnasia y deporte de la idílica localidad de Bassano del Grappa, en la región del Véneto, había pitado dos penaltis en contra del equipo de la DFB. Todos los observadores sobre el terreno coincidieron en que ambos penaltis eran del tipo "se pueden pitar, pero no se tienen que pitar". El propio Franz Beckenbauer ya había dicho del italiano: "Luigi Agnolin es el mejor árbitro del mundo".
Matthäus también flipa
Pero puede que eso se debiera principalmente a sus propios recuerdos positivos del hombre. Después de todo, Agnolin había arbitrado a la selección alemana en las semifinales del Mundial de México sólo unos meses antes. Por aquel entonces, la DFB había eliminado a Francia por 2-0 en Guadalajara. Pero Agnolin también era considerado un árbitro excelente, que hablaba con fluidez francés, inglés y alemán, además de su lengua materna. Quizás fuera precisamente eso lo que le costó la vida a Lothar Matthäus aquella tarde en Viena.
Porque además de los dos polémicos penaltis que hicieron perder completamente la calma a Franz Beckenbauer, fue sobre todo la tarjeta roja que recibió su creador de juego en el minuto 64. A pesar de "Luigi, el mediapunta de negro" ("Kicker"), el marcador seguía 1:1 en el minuto 63, cuando el italiano pitó su segundo gol del día. La prensa alemana coincidió después en que este segundo penalti nunca debió pitarse, ya que Toni Polster había sujetado previamente al defensa alemán Wolfgang Funkel, pero Luigi Agnolin señaló el punto fatídico.
Y después de que Toni Polster transformara con seguridad el segundo penalti ("Tranquilamente, Eike Immel no tuvo ninguna oportunidad"), a Lothar Matthäus también debió de saltarle un fusible. En cualquier caso, el árbitro le mostró la tarjeta roja inmediatamente después del gol austriaco. Nunca se pudo aclarar con exactitud si Matthäus había dicho algo o no, porque el estratega del mediocampo no se mostró culpable después del partido: "Sólo levanté los hombros en el penalti".
"Si es que tiene algo en la cabeza"
Para su entrenador, sin embargo, ése fue el momento decisivo del partido, cuando el encuentro se inclinó finalmente a favor de los futbolistas de la república alpina, y sobre todo únicamente por culpa del hombre de negro. Incluso en la banda, Beckenbauer dio rienda suelta a su descontento y, como dijeron más tarde los observadores, se comportó como un "diablillo". Pero Luigi Agnolin sólo recibió la peor parte después del partido en el estadio Prater de Viena. Delante de la prensa, el jefe del equipo le llamó "apestoso" y le dijo que tenía que trabajar su mente, si es que tenía "algo de mente".
Fue un escándalo que resonó durante algún tiempo, pues Beckenbauer ya había provocado un escándalo en el Mundial de México, cuando amenazó a un periodista local en directo en la televisión alemana: "Ya estaría muerto. Sólo necesito darle un apretón rápido al pequeño mexicano y se habrá ido".
"Partidos como éste no son la norma"
Mientras que en Alemania se discutió mucho tras el memorable partido sobre las duras palabras del Kaiser (el entonces entrenador del Frankfurt, Dietrich Weise, las describió sucintamente como "repugnantes") y se olvidó un poco la deshonra deportiva, en Austria esta victoria se sigue celebrando hoy como un "gran momento" (Toni Polster). El legendario 4:1 del 29 de octubre de 1986 en el recién renovado y reconstruido estadio Prater de Viena será sin duda recordado de nuevo durante el partido que enfrentará a ambos equipos el martes por la noche.
Toni Polster, autor del doble penalti de entonces, lo sabe: "Partidos como éste no son la norma". Tampoco deberían serlo para Franz Beckenbauer. En los años siguientes, el jefe del equipo controló mejor su ira tras las derrotas. Aunque, hasta el final de su carrera profesional, siempre contó lo que Paul Breitner dijo una vez sobre él: "Franz nunca ha sabido perder".
Fuente: www.ntv.de