Cómo diluir correctamente el lejía (y por qué nunca debe usar agua caliente)
El cloro es un excelente desinfectante, pero la seguridad es importante. Ya sabes que no debes mezclarlo con amoniaco, vinagre ni alcohol, pero ¿sabías que también importa la temperatura del agua? Aquí tienes una guía para diluir correctamente el cloro para usarlo como desinfectante. Spoiler: muchos de vosotros lo estáis haciendo mal.
¿Por qué diluir el cloro?
Si quieres desinfectar una superficie con cloro, diluirlo con agua es más efectivo que usarlo directamente. La lejía diluida también es más suave con los materiales con los que entra en contacto y ahorra dinero y problemas, ya que una botella de lejía puede durar mucho tiempo si solo usas unas pocas cucharadas cada vez.
Usa agua fría o a temperatura ambiente
Cuando lavamos cosas con jabón, normalmente usamos agua caliente o tibia, ya que la energía térmica ayuda a que las moléculas químicas interactúen más a menudo. Si alguna vez has lavado platos con agua fría en un camping, comparado con el agua caliente de tu fregadero en casa, ya sabes esta diferencia.
Pero a la hora de sanitizar con lejía, el calor no merece la pena. Usar agua caliente no es peligroso, como algunas otras cosas que la gente hace con la lejía (por favor, no te la pongas en la piel), pero tiene algunas desventajas claras.
En primer lugar, una solución de lejía caliente es más propensa a liberar parte del cloro en el aire. Los vapores de lejía pueden irritar los ojos y la nariz, y deberías usar la lejía en un lugar bien ventilado si es posible, de todos modos. Usar agua a temperatura ambiente minimizará este efecto.
El otro problema es que el agua caliente hace que las sustancias químicas de la lejía se descompongan más rápidamente. Inclusive una solución de lejía bien hecha será menos efectiva si la dejas toda la noche, por eso deberías preparar una solución fresca todos los días. Si necesitas un cubo de lejía diluida para que te dure toda la tarde de limpieza, se mantendrá más efectiva con agua tibia que con agua caliente.
Hay una situación en la que el agua caliente está bien, y es el lavado de ropa. Clorox dice que está bien lavar tu ropa en agua caliente con lejía, y el calor incluso puede ayudar a que la lejía actúe más rápido. Las preocupaciones sobre los vapores y sobre la efectividad disminuida no se aplican cuando la lejía está confinada en el interior de la lavadora durante el tiempo que tarda en lavar tus calcetines.
Usa el tipo adecuado de lejía
Encontrarás muchas cosas que se llaman a sí mismas "lejía", como lejía segura para colores, lejía sin salpicaduras, soluciones de limpieza con marca Clorox, y mucho más. Cuando hablamos de usar lejía para desinfectar cosas, nos referimos a la lejía de uso doméstico normal (como esta) con un ingrediente activo del 8.25% de hipoclorito de sodio. Para las instrucciones de dilución a continuación, el CDC dice que se debe usar lejía que tenga entre un 5-9% de hipoclorito de sodio. Si no indica un porcentaje, no la uses. Y si el porcentaje está fuera de ese rango del 5-9%, o no uses o busca la proporción de dilución adecuada en el fabricante o en otra fuente.
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Mezcla la lejía y el agua en la proporción correcta
No simplemente vacíes un chorro de lejía en un cubo de agua. Mide. El CDC recomienda las siguientes proporciones, usando lejía de uso doméstico normal:
- 5 cucharadas por gallón de agua a temperatura ambiente, o
- 4 cucharaditas por cuartillo de agua a temperatura ambiente
Nota la diferencia en unidades: si estás midiendo por galones, estás usando cinco cucharadas. Eso es un poco más de una cuarto de taza. (Si has oído que debes usar 1/3 de taza por galón de agua, eso es básicamente lo mismo que esta regla. Casi igual.)
Por otro lado, para un cuartillo, eso significa cuatro cucharaditas. Si estás preparando una cantidad más pequeña para una botella rociadora, dos cucharaditas servirán para 16 onzas. Este es un cálculo fácil si has memorizado las unidades comunes de la cocina - tres cucharaditas en una cucharada, cuatro cucharadas en una cuarto de taza, dos tazas en un
Tras aprender sobre la temperatura adecuada para diluir el agua oxigenada, es crucial tener en cuenta el impacto en tu salud. Aunque es importante evitar mezclar agua oxigenada con sustancias dañinas como amoniaco, vinagre o alcohol, también es fundamental saber que diluirla con agua puede mejorar su poder desinfectante y proteger los materiales. Sin embargo, diluirla en exceso o utilizar agua caliente puede disminuir su efectividad, por lo que es esencial seguir la proporción recomendada.