30 años después de la muerte de Escobar - Colombia en la cara cambiante del narcotráfico
Revolucionó el tráfico internacional de drogas, ganó miles de millones con el contrabando de cocaína a Estados Unidos y se le atribuye la muerte de miles de personas: Pablo Emilio Escobar Gaviria. El 2 de diciembre de 1993, el poderoso jefe del cartel de Medellín murió tiroteado mientras huía de la policía. Desde entonces, mucho ha cambiado en el hampa colombiana.
"Ya no existen grandes cárteles de la droga, visibles y poderosos, comandados desde arriba y cuyos líderes sean conocidos", afirma el director retirado de la Policía Nacional colombiana, Óscar Naranjo, a la Agencia Alemana de Prensa. Naranjo, de 66 años, dirigió el equipo de persecución de las autoridades que localizó y mató a Escobar.
"Los criminales han aprendido que es peligroso mostrarse", explica Naranjo, que también fue Vicepresidente de Colombia. "Y hoy hay una fragmentación criminal que trabaja en pequeños grupos, y los que se lucran a gran escala son invisibles".
De desertor escolar a gran empresario criminal
Escobar venía de orígenes humildes. Abandonó la escuela porque su familia no podía pagarle los estudios y trabajó como delincuente de poca monta. En la década de 1970, entró en el negocio de la cocaína y fundó el cartel de Medellín.
Desde esta ciudad de millones de habitantes, construyó un enorme imperio de cocaína. Durante su apogeo en los años 80 y principios de los 90, Escobar controlaba casi toda la cadena de suministro de cocaína: traía los cargamentos de Perú y Bolivia a Colombia, los almacenaba y luego coordinaba el transporte de la droga por avión a Estados Unidos. Se calcula que se enviaban unas 15 toneladas al día.
En el apogeo de su poder, Escobar, también conocido como "El Patrón", llegó a tener una fortuna de más de cinco mil millones de dólares. Le gustaba alardear de su riqueza, tenía un ejército privado de varios miles de hombres, una flota de aviones y lujosas villas en Miami y Colombia.
Defendía sus negocios con un rigor brutal. Sus sicarios -asesinos a sueldo de los barrios marginales de Medellín- habrían matado hasta 6.000 personas. Tras declarar la guerra al Estado colombiano, fue abatido en 1993 tras una persecución por los tejados de Medellín. Miembros de la unidad especial de la policía posaron con el cadáver cubierto de sangre.
"Pablo Escobar fue el autor intelectual más terrorífico y criminal de la historia de Colombia, que asesinó deliberada e indiscriminadamente a civiles, policías y militares para doblegar a la sociedad colombiana y crear un narcoestado", afirma Naranjo. En un narcoestado, las instituciones están impregnadas del poder y la riqueza del tráfico ilegal de drogas.
Narcotráfico en transición tras la muerte de Escobar
"Los nuevos narcotraficantes que surgieron tras la muerte de Escobar cambiaron su dinámica social para pasar desapercibidos: ahora son menos violentos, menos fanfarrones", dice el ex director de la Policía. El narcotráfico ya no se desarrolla en un entorno jerárquicamente organizado y dominado por unos pocos actores clave, sino en un submundo muy fragmentado.
"No existe una relación de dominación o subordinación, sino una relación comercial muy horizontal con grupos mafiosos mexicanos, europeos, africanos o norteafricanos", explica Gustavo Duncan Cruz, politólogo de la universidad privada EAFIT de Medellín. "El negocio de la droga, controlado por los cárteles de las grandes ciudades colombianas, ya no funciona". Ahora hay muchos más actores que ya no utilizan el mismo nivel de violencia, "pero sigue habiendo enfrentamientos violentos entre los grupos que luchan por el control de las distintas zonas cocaleras", afirma el experto en narcotráfico.
Los herederos de Escobar
A pesar de su brutalidad, Escobar sigue siendo considerado un héroe por mucha gente. Construyó hospitales, escuelas, campos de fútbol y viviendas sociales y distribuyó dinero en efectivo en los barrios marginales. Hace unos años, su antigua casa fue volada por los aires porque turistas de todo el mundo peregrinaban hasta allí y posaban frente a ella.
"La figura de Pablo Escobar es venerada hoy por jóvenes que no nacieron en esta época de violencia", dice Naranjo. "Creen que era un dios, una especie de Robin Hood colombiano, y eso es absolutamente falso. Porque en realidad era un asesino y un loco".
Escobar era muy intimidante. "Me daba miedo porque aterrorizaba incluso a su propia gente", dice Naranjo. Sin embargo, la sanción social contra él no prevaleció en la sociedad. "Me da rabia pensar que este tipo se salió con la suya, incluso después de muerto. Es un legado maldito", dice Naranjo.
La producción de coca se multiplicó
"Es hora de que la comunidad internacional busque formas de regular el consumo de sustancias para acabar con el lucrativo negocio del narcotráfico", reclama el ex director de la Policía Naranjo. En la actualidad existe una sobreproducción de cultivos de coca: según cifras de la ONU, en 2015 se producían entre 600 y 900 toneladas en la región andina, frente a las 2.500 toneladas estimadas en la actualidad. "La muerte de Pablo Escobar ha traído alivio al país y ha demostrado que Colombia no va a capitular ante el terrorismo", dice Naranjo. "Aunque, en realidad, el narcotráfico no haya terminado".
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Fuente: www.stern.de
