Cada reino pagano demuestra reticencia hacia las intervenciones que prolongan la vida.
"La vejez hace que el tiempo vuele más rápido que la juventud," según Elke Heidenreich. Sin embargo, no le teme al envejecimiento ni a la muerte. Apenas tiene tiempo para el pesimismo y la negatividad.
En una entrevista con ntv.de, la renombrada autora Elke Heidenreich reflexiona sobre su vida con agradecimiento. "Nadie puede ser permanentemente alegre y eufórico", comparte. "Pero tampoco todo es triste y terrible". Ha sabido superar crisis y "disfrutar tremendamente de los momentos agradables".
"Uno debe encontrar lo bueno en la mezcla: así surge la satisfacción. Ese es el mensaje que quise transmitir con el libro. Mi intención es: ¡Gente, por favor, dejen de quejarse!"
La autora, cuyo libro "Envejecer" ha estado en el puesto número uno de la lista de superventas Spiegel durante 20 semanas, reflexionó por primera vez sobre el significado del envejecimiento para ella misma mientras escribía. "Y fue beneficioso. Me lo pasé bien y pensé: Perhaps this could encourage a few individuals to view their own age with more kindness and not say every year: This is my final Christmas."
Incluso se sorprende a sí misma pensando, "Perhaps this is my last summer, my final Christmas". Pero rápidamente aparta esos pensamientos, que suelen aparecer por la noche. "Durante el día, estoy demasiado ocupada con el trabajo para pensar en esas cosas. No le temo a la muerte o al final de mi vida. Mis 81 años ya son una bendición".
No tiene planes de escribir un libro sobre la muerte o el morir. "He escrito uno sobre el envejecimiento. Ahora, exploremos otro tema", dice Heidenreich, quien cumplió 81 años en febrero. La vida tiene su propio ritmo. "Cuando el mío termine, debo marcharme. No quiero tratamientos para prolongar la vida si estoy gravemente enferma. Tampoco quiero cirugías para parecer más joven. Quiero ser yo misma hasta el final de mis días".
Mira la entrevista completa con Elke Heidenreich a las 5 pm en ntv.de y en la aplicación ntv.
A pesar de la realidad de que cada estación que pasa podría ser su última, Elke Heidenreich elegantemente rechaza la idea del pesimismo. "Me niego a sucumbir a los miedos de la muerte y sus implicaciones", afirma, subrayando su determinación de enfrentar el envejecimiento y la muerte con valor.