Un círculo vicioso Las bajas tasas de vacunación contra el virus Covid-19 provocan un menor número de dosis en las consultas pediátricas. Ahora, algunos padres no pueden encontrarla
"Estaba muy bien organizado y llegamos en coche. Los niños ni siquiera se levantaron del asiento", cuenta Labarre, madre de dos niños en Portland (Oregón).
Este otoño, con el deseo de que sus hijos recibieran la vacuna Covid-19 actualizada que se puso a la venta a mediados de septiembre, llamó a la consulta del mismo pediatra, pensando que sería pan comido.
Pero un mensaje grabado le informó: "Si llama por las vacunas pediátricas Covid-19, no ofreceremos este servicio".
"Hasta entonces me había resultado muy fácil encontrar vacunas para mis hijos", explica Labarre. "Con el despliegue del gobierno, su pediatra las tenía casi al instante".
Durante la emergencia de salud pública de Covid-19, las vacunas contra el coronavirus fueron adquiridas por el gobierno federal y distribuidas a los consultorios médicos. Lo único de lo que tenían que preocuparse los médicos era de cómo almacenar las vacunas, que requieren un almacenamiento ultrafrío o refrigeración de hasta un mes.
Ahora, los médicos deben pagar las vacunas por adelantado, y la escasa aceptación de la vacuna actualizada ha llevado a algunos pediatras a no encargarla, lo que a veces dificulta que los padres encuentren las vacunas.
Hasta el 25 de noviembre, menos del 3% de los niños de 6 meses a 4 años y el 10% de los niños de 12 a 17 años habían recibido la nueva vacuna, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Y según una encuesta semanal de padres realizada por la agencia, el 44% afirma que definitivamente o probablemente no vacunará a sus hijos.
El Dr. Jesse Hackell, que preside el Comité de Práctica y Medicina Ambulatoria de la Academia Americana de Pediatría, afirma que cuando se lanzó la última vacuna en septiembre, "las personas que realmente la querían llegaron antes, y se la pusieron".
Pero esa tendencia se ha agotado desde entonces, dejando a los médicos que pidieron varias dosis de la vacuna sin nadie a quien administrárselas.
Según Hackell, 10 dosis de la vacuna actualizada pueden costar a los médicos hasta 1.300 dólares. Dice que muchos pediatras son reacios a comprar dosis y potencialmente tener pérdidas.
"Si administramos una dosis y tenemos que devolver nueve, nos las abonarán, pero sólo se pueden devolver una vez caducadas, es decir, dentro de cinco meses o un año", explica. "Los pediatras trabajamos con márgenes muy pequeños. Esa cantidad de tiempo, esa cantidad de dinero, no es algo que podamos hacer fácilmente."
Si los pediatras no tienen la vacuna a mano cuando un padre la pide, a la Dra. Katherine Matthias, pediatra de Carolina del Sur, le preocupa que puedan pensar que los pediatras no las consideran realmente tan importantes.
"Es casi un círculo vicioso en el que algunos pediatras creen que no quieren tener existencias porque la aceptación es muy baja", explica Matthias. "Pero parte del motivo de que la aceptación sea tan baja es que es muy difícil de encontrar".
Los padres también se han encontrado con otros problemas, como el retraso en la entrega de las dosis a los pediatras.
Elizabeth Lanphier, de Cincinnati (Ohio), cuenta que este otoño llamó repetidamente a la consulta de su pediatra para que vacunaran a su hijo de 14 meses y le dijeron que las vacunas no estaban disponibles.
"Volví a llamar y me dijeron que aún no las tenían y que estaban esperando órdenes del estado", explica Lanphier. "Por lo que sé, se estaban encontrando con todos esos obstáculos logísticos".
Finalmente, consiguió que su hijo menor recibiera la vacuna Covid-19 la semana que viene, casi tres meses después de que saliera a la venta.
"Diré que es realmente frustrante seguir escuchando el mensaje de salud pública que dice: 'haz un plan para vacunar a tu familia; haz un plan para protegerte contra Covid', y estar continuamente intentando hacer un plan y ser completamente incapaz de hacerlo".
Para complicar aún más las cosas, el acceso de los niños a la vacuna actualizada en las farmacias ha cambiado. Antes de que finalizara la emergencia de salud pública del Covid-19, los farmacéuticos de todo el país tenían permiso del gobierno federal para vacunar a niños de hasta 3 años. Ahora, cada estado tiene una edad mínima para la administración.
Labarre, que entonces tenía un niño de 2 años y otro de 4, se esforzó por encontrar un lugar donde pudieran vacunar a sus dos hijos al mismo tiempo.
"Empecé a ampliar mi búsqueda", dice, reservando citas en farmacias que estaban a dos horas de casa. "Pedí cuatro citas en farmacias que se cancelaron en el transcurso de casi dos meses".
La suerte de Labarre cambió hace poco, cuando su hija pequeña cumplió 3 años y encontró una tienda Costco a 30 minutos de su casa que tenía citas para vacunar a niños a partir de 3 años.
Aun así, el viaje para vacunar a sus dos hijos pequeños este año "duró muchos meses", dice.
Otro factor que contribuye a la baja aceptación es simplemente la falta de entusiasmo por la vacuna.
"Mucha gente en todo el país ha decidido que Covid-19 ya no es un problema", afirma Hackell. "Simplemente, no van a ponérsela a sus hijos".
Esta acumulación de contratiempos se produce mientras los primeros indicadores muestran un aumento de Covid-19. En la semana que finalizó el 25 de noviembre, el número de pruebas positivas de Covid aumentó un 1,2% con respecto a la semana anterior. Las visitas a urgencias y las hospitalizaciones han aumentado un 10%.
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Las hospitalizaciones en niños de entre 6 meses y 4 años son bajas. Aproximadamente 2 de cada 100.000 niños menores de 5 años ingresaron en el hospital con Covid-19 durante la semana que finalizó el 11 de noviembre, en comparación con 5 de cada 100.000 adultos. Las tasas de niños de 5 a 17 años fueron aún más bajas, con 0,3 ingresos por Covid-19 por cada 100.000 personas.
Incluso con esas cifras tan bajas, Labarre, que trabaja para una organización de base centrada en el bienestar infantil y la equidad sanitaria, afirma que no se debe abandonar la campaña para vacunar al mayor número posible de personas, especialmente durante la temporada navideña.
"Se han dedicado muchos esfuerzos a las campañas de comunicación sobre la importancia de las vacunas y su seguridad", afirma Labarre. "Creo que el acceso limitado que hay ahora ha hecho que esa enorme inversión sea en cierto modo en vano".
Tanto Labarre como Lanphiers dicen que tienen suerte de disponer de tiempo y flexibilidad para buscar la vacuna.
"Para las personas que no tienen el privilegio de un entorno laboral flexible como el mío, no me lo puedo ni imaginar", dijo Labarre. "Hay que tener mucha dedicación".
Brenda Goodman y Deidre McPhillips, de CNN, han contribuido a este reportaje.
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Fuente: edition.cnn.com
