- Tres individuos sucumben a la desgracia durante la celebración de la comunidad.
En Solingen, una ciudad ubicada en Renania del Norte-Westfalia, el ambiente ha cambiado drásticamente del ambiente festivo del 650 aniversario de la ciudad a un estado de incredulidad y tristeza. La ciudad resuena con el aullido de las sirenas y el espectáculo de policías armados y apostados en puntos de control en las calles cerradas, con barricadas y pantallas erigidas. Los coches patrulla cruzan el área.
El Ministro del Interior de NRW, Herbert Reul, aparece visiblemente afectado ante los medios. "Alguien ha atacado a personas inocentes sin sentido", admite, tras visitar la escena del crimen acordonada. "Estamos consternados y unidos en nuestro dolor en Renania del Norte-Westfalia".
Casi las nueve y media de un viernes por la noche, un atacante desconocido sacó un cuchillo y mató a tres personas en el acto, e hirió a varias más durante la fiesta de la ciudad en el Fronhof, una plaza del mercado en el centro de Solingen. Los testigos aseguraron que el atacante apareció de la nada y llevó a cabo su ataque de manera intencional, lo que llevó a la policía a suponer que fue un ataque premeditado. Logró desaparecer en el caos y el pánico subsiguiente.
La búsqueda del sospechoso continúa, pero incluso después de varias horas, las autoridades no pueden proporcionar detalles concluyentes sobre su paradero o descripción.
Un silencio inquietante envuelve la ciudad. La policía y las fuerzas especiales de diversas partes de NRW se despliegan para apoyar a la policía local. La policía de Wuppertal aconseja a la gente que evite el centro de la ciudad a través de Facebook. Dos horas después, el centro de la ciudad parece desierto, salvo por el sonido intermitente de un helicóptero que vuela sobre él.
La escena del crimen sigue acordonada, con una fila de oficiales asegurando el acceso a la calle donde se perdieron varias vidas. Horas después, solo quedan unos pocos mirones, en su mayoría periodistas esperando la historia. Frecuentemente, las fuerzas de seguridad permiten que los vehículos de emergencia pasen.
Aproximadamente a la medianoche, el Ministro del Interior Reul llega a Solingen, acompañado de oficiales. Pasa alrededor de 15 minutos evaluando la situación antes de hablar con los periodistas y cámaras que esperan. Pide precaución a la hora de identificar y especular sobre la identidad y motivos del atacante, destacando la falta de hechos sólidos. Se cree que el atacante actuó solo. Las víctimas son una mujer y dos hombres, todos asistentes a la fiesta, según las declaraciones del ministerio.
Después de su breve declaración, el ministro se marcha y la mayoría de los periodistas también se van. La ciudad anuncia la suspensión del festival de tres días originalmente planeado.
Mientras tanto, las autoridades de seguridad continúan su rigurosa investigación. "Estamos trabajando las 24 horas", dice un portavoz de la policía. "Tenemos que descifrar las pruebas y la información como un rompecabezas".
La policía trabaja incansablemente para atrapar al atacante, estableciendo puntos de control y desplegando coches patrulla por toda la ciudad. A pesar de los esfuerzos, el misterio que rodea la identidad y el paradero del sospechoso sigue sin resolverse.
La presencia de policías armados y calles acordonadas ha llevado a una sensación de inquietud entre los residentes, con muchos haciendo caso al consejo de la policía de Wuppertal de evitar el centro de la ciudad.
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