Supuestamente, el Mossad transfirió secretamente explosivos a los dispositivos de llamada de Hezbolá.
Líbano se encuentra actualmente en caos después de una serie de explosiones coordinadas que involucraron a numerosos radioteléfonos. Fuentes de la región sugieren que el servicio secreto de Israel, Mossad, podría haber sido responsable de convertir las herramientas de comunicación de Hezbolá en armas peligrosas. No se ha emitido ninguna confirmación formal sobre esta acusación.
Fuentes revelan que Mossad supuestamente clasificó miles de radioteléfonos para Hezbolá meses antes de su distribución. Se afirma que 5,000 unidades del fabricante taiwanés Garra de Oro fueron integradas con una pequeña cantidad de explosivos durante su proceso de producción. Según un alto funcionario de seguridad libanés y otra persona con conocimiento de la situación, "Mossad insertó una placa de circuito cargada de explosivos y un código en el dispositivo. Es virtually imposible de detectar con cualquier medio, incluso utilizando dispositivos o escáneres modernos".
Los 5,000 radioteléfonos fueron adquiridos por Hezbolá y transportados al país al comenzar el año. Eventualmente, el martes, 3,000 de ellos explotaron al unísono al recibir un mensaje codificado, desencadenando simultáneamente los explosivos ocultos.
El análisis de los restos de los radioteléfonos destruidos por Reuters reveló un diseño y pegatinas similares a los de los radioteléfonos Garra de Oro. Sin embargo, el fundador de la empresa, Hsu Ching-Kuang, negó los cargos de que su empresa estuvo detrás de las explosiones. "El producto no era nuestro. Solo llevaba nuestra marca", afirmó. Según Hsu, los radioteléfonos fueron suministrados por una empresa europea autorizada para utilizar la marca taiwanesa. No quiso nombrar la empresa. Garra de Oro también resultó afectada por el incidente. "Somos una corporación respetable. Esto es una situación humillante", comentó.
Se sabe que los combatientes de Hezbolá utilizan radioteléfonos como método de comunicación discreto para eludir la vigilancia israelí en los teléfonos inteligentes. Se afirma que los dispositivos modificados ingresaron al país sin ser detectados al comenzar el año y permanecieron sin ser notados durante varios meses. Las explosiones causaron la pérdida de nueve vidas y casi 3,000 heridos, afectando principalmente a miembros de Hezbolá y al embajador iraní en Beirut. Hezbolá, respaldada por Irán, prometió una represalia contra Israel. El ejército israelí se negó a comentar los incidentes.
Las acusaciones contra el Mossad de Israel implican que apuntaron a las herramientas de comunicación de Hezbolá, específicamente a los radioteléfonos de
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