Se conocieron en un paseo marítimo de Niza. Ahora esta pareja se gana la vida viajando por un mundo de sonidos
Mientras tanto, el alemán Marcel Gnauk y un amigo estaban también en Niza, asistiendo al Festival Crossover, una celebración de la música ecléctica.
Paseando por el paseo marítimo de la ciudad, Marcel vio a Libby con una Hasselblad, una cámara tradicional de formato medio, y no pudo resistirse a acercarse a ella.
"Me encantan las cámaras antiguas, la Hasselblad es increíble", recuerda que le dijo.
La pareja charló sobre la cámara y los viajes, y él la invitó a ir al festival de música esa misma noche. Al día siguiente, Libby voló de vuelta a Estados Unidos, pero siguieron en contacto.
Menos de un mes después, Libby viajó a Italia y ella y Marcel, que trabajaba en Suiza, se reencontraron.
"Creo que fue entonces cuando supimos que esto era algo especial, algo serio", dice Libby.
Marcel visitó entonces a Libby en Los Ángeles, donde ella trabajaba en la industria del cine tras estudiar cinematografía, y viajaron juntos durante unas semanas por California.
En ese momento supieron que querían estar juntos y viajar por el mundo.
Así que Marcel regresó a Suiza y Libby se quedó en Los Ángeles, trabajando otros cinco meses para ahorrar dinero.
Compraron una autocaravana, y en enero de 2015 Marcel conoció a Libby en el aeropuerto de Zúrich.
"En menos de un año habíamos dejado nuestros trabajos y vendido todo lo que teníamos, básicamente", dice Libby. Después pasaron cuatro meses viajando por Europa. Siguió un viaje en autocaravana por Japón, Bali, Taiwán, Camboya y Malasia.
En los años transcurridos desde entonces ha crecido su pasión, no sólo el uno por el otro, sino por un mundo de sonidos, grabados con sus micrófonos de alta gama y compartidos en sus redes sociales.
La pareja convirtió una cuestión práctica de grabar sonido para un vídeo de viajes que estaban haciendo en Camboya en un negocio a tiempo completo que sustenta su vida de nómadas digitales. Pero tardaron algún tiempo en descubrir su vocación.
Todo cobró vida
En los primeros años de su relación, compartir sus experiencias de viaje en Internet se convirtió en parte de su rutina.
Libby es hábil con la cámara. Pero les costó centrarse.
"Libby y Marcel intentaban ser blogueros gastronómicos", recuerda Libby.
"Fue un desastre", añade Marcel. "Pero fue una buena experiencia de aprendizaje", apunta Libby.
Luego, en Phnom Penh, la capital camboyana, Libby filmó unas palomas alzando el vuelo que quería utilizar en una película. Pero no pudo captar el sonido del batir de sus alas.
Miraron en Internet, buscando en fonotecas, pero no encontraron nada apropiado. Así que Marcel cogió una grabadora de audio de 100 dólares y se puso a buscar el sonido que le faltaba para grabarlo.
No encontró ninguna paloma, pero consiguió cambiar el rumbo del futuro de la pareja.
Marcel encendió la grabadora en una pequeña zona en obras donde unas mujeres paleaban grava y escuchó a través de unos auriculares baratos.
No sólo le impresionaron los sonidos de la construcción, sino también los cánticos de los monjes y las motos que pasaban por detrás tocando el claxon.
"Era como si el sonido me llegara a la cabeza desde todas partes", dice Marcel. "Todo cobró vida, y desde ese día hasta ahora nunca he dejado de grabar".
Pasión por el sonido
En los seis años transcurridos desde aquella primera grabación, Libby y Marcel han capturado audio en más de 25 países, la mayoría en Asia, Europa y Norteamérica, pasando meses seguidos en cada nación.
Han desarrollado una configuración de grabación más sofisticada que abarca técnicas estéreo, Ambisonic y binaurales, pero lo suficientemente compacta como para adaptarse a su estilo de vida viajero.
Para ello, han tenido que invertir en micrófonos y grabadoras de gama alta que les permitan cumplir su pasión por compartir auténticos paisajes sonoros de cada lugar.
"Documentamos el mundo a través de los sonidos", dice Libby. "También intentamos ser una fuente de inspiración para que otros vean los sonidos de otra manera".
Puede ser una pasión cara. Normalmente, los equipos de grabación de alta fidelidad cuestan miles de dólares en micrófonos individuales y grabadoras de audio. Por ejemplo, uno de sus kits de grabación estéreo, que incluye micrófonos de fabricación alemana, cuesta unos 8.000 dólares.
Pero para Libby y Marcel no se trata sólo de equipos. Su objetivo es experimentar un lugar a través del sonido.
Por ejemplo, se tomaron dos días para visitar la famosa playa de arena negra de Solheimasandur, en Islandia. Hicieron la caminata de dos horas de ida y dos de vuelta cargados con el equipo, y pasaron hasta 10 horas cada día grabando bajo el viento y el granizo.
Uno de sus recuerdos favoritos fue grabar alrededor de los restos de un avión Douglas de la Marina estadounidense que aterrizó forzosamente en la playa en 1973.
"Fue increíble cómo sonaba, cómo crujía el metal con el viento", dice Marcel.
A doscientos metros del avión abandonado, las olas se estrellaban contra la playa de arena negra.
"El terror del agua. Es algo que hay que experimentar", añade Marcel. "Si sólo vas, haces una foto y te vas, te estás perdiendo muchas cosas".
Sonidos libres
Libby y Marcel comparten estas experiencias a través de Instagram(@freetousesounds) y su canal de YouTube(Free To Use Sounds - Traveling for Sounds). A través de sus publicaciones ofrecen no sólo su pasión y experiencias grabando sonidos, sino también detalles del equipo y las técnicas que utilizan.
Libby graba y edita sus vídeos de YouTube y gestiona su sitio web(www.freetousesounds.com). Marcel se encarga de la mayor parte de la grabación y edición de sonido, así como de las publicaciones en las redes sociales.
En su sitio web ofrecen 500 bibliotecas de sonidos libres de derechos. De ellas, 145 son de descarga gratuita.
Una pasión se convierte en negocio
Marcel dice que su momento "a-ha" llegó cuando estaba sentado frente al ordenador en 2017.
Libby había añadido un botón de donación a su página web, y un creativo de postproducción de Hollywood había donado unos cuantos dólares.
"Me dije: '¡Oh! ¡Acabamos de ganar tres dólares!", recuerda Marcel de su primera donación.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que otros compartían su pasión por el sonido y estaban dispuestos a pagar por ello.
"Queríamos ser una fuente asequible para que todo tipo de gente pudiera descargarse los sonidos", dice Libby.
Desde ese principio, Libby y Marcel han desarrollado un conjunto de bibliotecas de sonidos premium para comprar, así como sonidos de descarga gratuita.
Y siguen entusiasmados por viajar a nuevos lugares y grabar nuevos sonidos.
"No lo sentimos como un trabajo porque nos encanta lo que hacemos", dice Marcel.
"Sé que dentro de cinco años seguiremos viajando y grabando sonidos", añade Libby.
Los retos de una vida nómada
¿Cuáles son los inconvenientes de la vida nómada? Libby y Marcel no tienen base y viajan constantemente. Han pasado por momentos difíciles, casi se quedan sin dinero.
"Cuando tienes una base de operaciones tienes una rutina más concreta", dice Libby. "Para nosotros siempre está cambiando, así que a veces eso requiere más esfuerzo, más dinero".
"Y tenemos tantos sonidos atrasados", añade Marcel, refiriéndose a sus grabaciones sin editar. "Es más emocionante grabar, estar en el presente que sentarse con los auriculares del estudio".
Pero la pareja prefiere trabajar por su cuenta, sin ayuda externa.
"No tenemos a nadie más aparte de nosotros, estamos los dos solos", dice Libby. "Quizá sean cuestiones de confianza, pero para nosotros, sabemos lo que podemos hacer".
Próximos destinos
Libby y Marcel acaban de dejar Corea del Sur para continuar su viaje por Malasia. Su próximo gran plan es recorrer la carretera Panamericana desde Alaska hasta Ushuaia, hacia el extremo sur de Sudamérica.
"Creo que ir a la Antártida a grabar sonidos sería un sueño. Whoosh, un glaciar se desprende", dice Marcel sonriendo.
Pero tanto si se trata de un viaje transcontinental por carretera como de los helados páramos del continente más meridional de la Tierra, la pasión que Libby y Marcel sienten el uno por el otro y por los sonidos que graban les acompañará siempre.
Y, como dice Marcel, "tardamos 45 minutos en recoger nuestras cosas y estar en el próximo aeropuerto".
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Fuente: edition.cnn.com