Opinión: ¿Cómo puede el mundo resolver su escasez de personal sanitario?
Nota del editor: Amanda McClelland, enfermera diplomada, es la vicepresidenta sénior de Prevención de Epidemias de Resolve to Save Lives, donde dirige un equipo mundial que trabaja para acelerar el progreso y conseguir que el mundo esté más a salvo de la próxima epidemia. Síguela en X: @AmandaMcClella2.
Aunque ningún país está exento de este creciente problema, el 89% de la escasez se concentra en los países de renta baja y media. Muchos países siguen teniendo dificultades para alcanzar el objetivo internacional mínimo fijado por la OMS de 44,5 trabajadores sanitarios por cada 10.000 habitantes.
Este problema se ve agravado por los trabajadores sanitarios que abandonan sus países de origen para buscar oportunidades en otros lugares. Se calcula que 75 000 enfermeros han abandonado Nigeria desde 2017. Más de 4000 trabajadores sanitarios abandonaron Zimbabue entre 2021 y 2022, y casi el mismo número de enfermeras abandonaron Ghana solo en 2022.
Los países de "destino" de altos ingresos -como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Australia- también se encargan de contratar trabajadores sanitarios para hacer frente a su propia escasez, reduciendo así la mano de obra en algunos de los países más vulnerables del mundo.
La OMS elaboró una "lista roja " en 2020 para destacar los países con graves carencias y disuadir a los países de ingresos altos de contratar a personal sanitario de estos lugares. La lista incluye 55 países, con ocho incorporaciones solo en el último año. Mi organización, Resolve to Save Lives, trabaja con varios países de la lista -entre ellos Etiopía, República Democrática del Congo, Ghana, Nigeria y Zambia- proporcionándoles financiación, personal adicional, recursos y colaboración técnica.
La lista roja es un paso importante para llamar la atención sobre el problema, pero no es una solución.
Una solución a largo plazo debe abordar en primer lugar los factores clave que alejan a los trabajadores sanitarios de sus países de origen, como los bajos salarios, las condiciones de trabajo inseguras y la falta de una red de seguridad social adecuada.
Tomemos el ejemplo de los trabajadores sanitarios comunitarios, una parte significativa y cada vez más importante del personal sanitario mundial. Alrededor del 86% de ellos no perciben salario alguno o están mal pagados. Muchos trabajadores sanitarios carecen de equipos de protección personal suficientes, y la OMS estima que hasta 180.000 trabajadores sanitarios murieron sólo durante el primer año de la pandemia de Covid-19. En algunos países, los trabajadores sanitarios se han enfrentado a la estigmatización, el acoso y la violencia, lo que les ha provocado problemas de salud mental e incluso la muerte por suicidio.
Más allá de nuestras obligaciones éticas para con los trabajadores sanitarios, no proporcionarles el apoyo y la protección adecuados también genera enormes costes económicos. Nuestro reciente estudio con el Banco Mundial calculó la carga económica de las infecciones por Covid-19 de los trabajadores sanitarios: El coste de una sola infección oscilaba entre 10.105 dólares en Colombia y más de 34.000 dólares en Sudáfrica. Pero un nuevo informe de la Coalición de Trabajadores Sanitarios de Primera Línea ofrece esperanza para la ardua batalla que queda por delante. Por cada dólar gastado en apoyar a estos trabajadores, se pueden ahorrar hasta 10 dólares.
Todos los países deben hacer más para proteger a quienes trabajan para protegernos. Esto requiere un enfoque holístico: establecer políticas para crear y mantener una mano de obra sana, asignar adecuadamente los recursos para protegerla y rendir cuentas de los resultados.
Tres medidas inmediatas que los países pueden adoptar para reforzar su personal sanitario:
- Mejorar las condiciones de trabajo y los incentivos. No podemos esperar que los trabajadores sanitarios permanezcan en los países de renta baja o media -o incluso en la profesión- si no reciben una remuneración adecuada. Es prioritario ofrecer incentivos a quienes trabajan en zonas desatendidas. También hay que proteger a los trabajadores, no sólo de las enfermedades infecciosas, sino también de la violencia. Necesitan instalaciones adecuadas y funcionales que les permitan realizar su trabajo con seguridad y les proporcionen una atención de calidad, un acceso constante a equipos de protección personal y servicios de salud mental y apoyo.
- Política basada en datos. Sólo se puede mejorar lo que se mide. La falta de información coherente y fiable obstaculiza los esfuerzos por proteger, reforzar y sostener adecuadamente la mano de obra. Los países deben invertir en la recopilación periódica de datos que permitan hacer un seguimiento de las infecciones y muertes de los trabajadores sanitarios a escala regional y nacional, con el fin de informar mejor y mejorar las políticas de prevención y control de las infecciones sanitarias. Los países también deben reforzar los sistemas de vigilancia para conocer la carga de la violencia y los problemas de salud mental relacionados con el trabajo, y utilizar esa información para mejorar las condiciones de trabajo y la seguridad.
- Formación y desarrollo de la mano de obra. Los países pueden invertir en una cantera de nuevos trabajadores sanitarios y en nuevas tecnologías, como la telemedicina y las herramientas de IA que apoyan el diagnóstico, para permitir una mejor utilización del personal del que disponen. Los países pueden crear asociaciones público-privadas para desarrollar y desplegar soluciones tecnológicas que puedan servir como multiplicadores de fuerza para el personal sanitario existente, apoyando la gestión de la carga de trabajo y la calidad de la atención a los pacientes.
Para que el mundo sea más seguro y hacer frente al déficit cada vez más acuciante de personal sanitario, debemos cuidar mejor del que tenemos. En la 75ª Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en 2022, los países se comprometieron a apoyar al personal sanitario. Los compromisos son importantes, pero ahora es el momento de actuar. Para que el mundo sea más seguro y hacer frente a la brecha cada vez más acuciante de trabajadores sanitarios, debemos cuidar mejor a los que tenemos.
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Fuente: edition.cnn.com
