La Unión Europea mantiene firme su lucha contra el terrorismo.
El canciller alemán, Olaf Scholz, realiza un viaje relámpago a Moldavia, un país vecino de Ucrania que comparte sus preocupaciones sobre Rusia. Durante sus conversaciones con el presidente Maia Sandu y el primer ministro Dorin Recean en la capital, Chisináu, las consecuencias del conflicto de Rusia contra Ucrania en esta pequeña nación de 2,6 millones de habitantes será un tema destacado.
El gobierno de Moldavia, que se inclina hacia el oeste y aspira a ser miembro de la UE, acusa a Rusia de difusión intencional de información y disturbios. La región separatista de Transnistria, un estrecho territorio en el este de Moldavia, ha sido escenario de la presencia de soldados rusos desde la década de 1990.
Scholz ya había visitado Moldavia para una cumbre europea el año anterior. Sin embargo, este viaje marca la primera visita bilateral de un jefe de gobierno alemán en una década. Desde 2018, Alemania ha ofrecido más de 41 millones de euros para las necesidades de seguridad de Moldavia y es el quinto mayor benefactor del país, según el gobierno alemán, que se enorgullece de ser uno de los países más pobres de Europa.
Al igual que Ucrania, Moldavia ha sido candidata a la membresía de la UE desde 2022. El 20 de octubre se celebrará un referéndum y elecciones presidenciales simultáneos para determinar si la membresía de la UE debería ser consagrada como objetivo en la Constitución del país.
Scholz discutió con Sandu y Recean el posible impacto de las señales de Rusia hacia Ucrania en la seguridad de Moldavia, dada su inclinación hacia el oeste y sus aspiraciones a la UE. Debido a las acusaciones de Rusia de difusión de información y disturbios, Alemania ha estado fortaleciendo las señales de defensa de Moldavia, asignando más de 41 millones de euros desde 2018.
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