El resplandeciente edificio de espejos que desaparece en el desierto

Maraya es el edificio cubierto de espejos más grande del mundo, y a ciertas horas del día la estructura parece evaporarse en el desierto circundante.

El edificio -cuyo nombre significa "espejo" o "reflejo" en árabe- es una sala de conciertos con capacidad para 500 personas, un centro comunitario y un espacio para eventos que ha acogido actuaciones de artistas como Alicia Keys, Andrea Bocelli, Enrique Iglesias y John Legend.

Pero también es una obra de arte por derecho propio.

Situado en el espectacular paisaje desértico de AlUla, a sólo 14 millas de la épica obra arquitectónica de Hegra, Maraya es fruto de la colaboración entre la empresa de diseño italiana Giò Forma Studio y Black Engineering.

"Realmente creemos que si un edificio no puede competir con el paisaje, debe realzarlo", explica a la CNN Florian Boje, arquitecto de Maraya, sobre su propuesta inicial.

Y continúa: "Tuvimos la suerte de visitar el lugar y quedamos profundamente conmovidos por el paisaje natural y cultural, así que cuando presentamos nuestro diseño, lo primero que escribimos fue: "Aquí no debería construirse nada visible, así que si realmente tenemos que hacerlo, debería ser un cubo espejo silencioso"".

El resultado, que tardó seis meses desde el concepto hasta la entrega y apenas 76 días de construcción, se inauguró en 2019.

Retos específicos del emplazamiento

Poner grandes cantidades de vidrio en medio de un desierto abrasador podría parecer una receta para una visión cegadora.

Boje y su equipo se propusieron encontrar materiales que mejoraran la visión del paisaje sin exacerbar las condiciones de sol y calor.

La primera solución fue un nuevo tipo de vidrio, fabricado con cobre.

El estudio Giò Forma colaboró con la empresa estadounidense Guardian Glass para crear Guardian UltraMirror, un producto de revestimiento hecho a medida teniendo en cuenta el clima cálido y soleado de Arabia Saudí.

En total, 9.740 paneles revisten el edificio.

Maraya se encuentra en la ciudad desértica de AlUla (Arabia Saudí).

"El ingenio y la perseverancia dieron buenos resultados a Guardian Glass cuando tuvimos que desarrollar las soluciones para las necesidades únicas del Maraya Concert Hall", dijo Jasmin Hodzic, directora de marketing de la empresa para Asia y Oriente Medio, en un comunicado.

"Teníamos ante nosotros los retos que planteaban el terreno y los plazos, pero seguimos adelante", añadió.

El calor intenso puede hacer que el cristal se oxide, por lo que el equipo desarrolló un revestimiento especial para el cristal de Maraya que fuera capaz de resistir tormentas de arena, enormes fluctuaciones de temperatura y otros retos climáticos cotidianos que pueden darse en el desierto.

"La sutil curvatura de la fachada hace que, desde lejos, el edificio parezca un brillante espejismo del panorama circundante, pero a medida que los visitantes se acercan, ven un reflejo perfecto de sí mismos".

Arte en el desierto

Aunque siempre se pensó que Maraya estaría en el valle de Ashar, en AlUla, sembrado de palmeras, la ubicación exacta se eligió de un modo que el arquitecto denomina "analógico": simplemente sacando grandes espejos a la extensión de arena y decidiendo qué lugar sería el mejor.

El mayor reto fue tener que crear en un territorio puro e intacto de paisajes inimaginables que también se está desarrollando y descubriendo desde el punto de vista cultural, y que por tanto aún está desarrollando su identidad y su lenguaje de diseño", dice Boje.

¿Y cuál es ese lenguaje de diseño al que se refiere Boje?

Además de Maraya, en la zona histórica y sus alrededores está surgiendo una auténtica avalancha de lugares de interés artístico, con algunos de los nombres más prestigiosos del mundo cultural.

La editorial francesa de libros de arte Assouline publicó una serie de títulos sobre arqueología y arquitectura saudíes. El expositor de artes visuales DesertX se ha instalado dos veces en AlUla, trayendo artistas de todo el mundo para crear obras específicas para el lugar.

Pero eso no es todo. A principios de año, Le Monde informó de que los "arquitectos estrella" Renzo Piano y Richard Rogers estaban firmando un acuerdo para asesorar en la construcción de una sucursal del famoso Centro Pompidou de París en AlUla, con el nombre provisional de Perspective Galleries.

Pero la experiencia de Boje diseñando Maraya fue mucho más que un edificio. Cuenta a la CNN que también se enamoró de AlUla, hasta el punto de que su empresa tiene ahora una oficina permanente allí.

Profundizar

Aunque algunos visitantes se conformen con hacer fotos de Maraya y sus brillantes ángulos, sería una negligencia no adentrarse también en el edificio.

Además de sus actuaciones musicales, Maraya acoge exposiciones de arte, la más reciente de las cuales fue la primera de Arabia Saudí sobre Andy Warhol, el legendario artista estadounidense que se inspiró en la cultura pop y la publicidad.

Otra gran atracción es el restaurante Maraya Social, situado en la azotea con vistas ininterrumpidas del desierto.

Dirigido por el chef británico Jason Atherton, ganador de una estrella Michelin por su restaurante londinense Pollen Street Social, la estética es mezcla de Europa y Oriente Medio, todo diseñado al estilo mezze para compartir.

No hay que perderse los excelentes postres, como el pudin de plátano y dátiles, que, teniendo en cuenta que prácticamente se pueden tocar las numerosas granjas de dátiles de AlUla desde el edificio, es un plato de lo más local.

El alcohol está prohibido en Arabia Saudí, por lo que muchos restaurantes y locales nocturnos -entre ellos Maraya Social- se han esmerado en crear divertidos y creativos menús de cócteles artesanales.

El hotel más cercano a Maraya es el extenso complejo Banyan Tree.

Inspirado en la cultura beduina, el hotel dispone de suites con secciones al aire libre bajo modernas tiendas de campaña, además de hogueras, piscinas privadas y zonas para contemplar las estrellas.

Algunos huéspedes optan por recorrer a pie los dos kilómetros que cruzan el valle, pero el hotel también pone a su disposición coches para trasladarlos entre los dos puntos.

Aun así, tanto si se llega a pie como en coche, la mejor forma de ver Maraya es venir más de una vez. Desde los rosados rayos del atardecer hasta los centelleantes amaneceres, cada momento del día crea una experiencia totalmente distinta.