El mayor cohete de Europa viaja en un carguero impulsado por el viento
Las velas tienen una superficie combinada de casi 16.000 pies cuadrados (1.486 metros cuadrados), y pueden dar al barco de 3.150 toneladas un impulso sustancial cuando las condiciones de viento son favorables.
Aunque la principal fuente de energía del Canopée sigue siendo un par de motores diésel, es un atisbo del futuro del transporte marítimo. Las velas, llamadas "Oceanwings" porque se asemejan a las alas de un avión cuando están completamente desplegadas, podrían reducir el consumo de combustible a la mitad. "Con las mejores condiciones de viento podemos ahorrar hasta un 50 o 60%, pero en algunos casos puede bajar hasta un 10 o 15%", afirma Nils Joyeux, Director General de Alizés, la empresa francesa que explota el buque. "De momento esperamos ahorrar en torno a un 30% de media, pero necesitaremos algunos años más de funcionamiento para poder confirmar esta proyección".
La nave se diseñó para transportar Ariane 6, el último y mayor cohete espacial europeo, cuyo lanzamiento está previsto para mediados de 2024. Construidas en instalaciones de toda Europa, las piezas del cohete tienen que entregarse en el puerto espacial de la Agencia Espacial Europea, situado en la Guayana Francesa, territorio de ultramar de Francia al noreste de Sudamérica.
Canopée completó su primer viaje transatlántico -con las velas desplegadas y transportando piezas de cohetes- a principios de noviembre, dando el pistoletazo de salida a la fase final de desarrollo del programa Ariane 6.
A medida
El transporte marítimo representa en torno al 3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y mueve alrededor del 90% de las mercancías del mundo. A principios de este año, la Organización Marítima Internacional -la rama de la ONU que regula el transporte marítimo- endureció sus objetivos climáticos, y ahora pretende alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en torno a 2050, con una reducción de al menos el 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, en comparación con los niveles de 2008.
Junto con combustibles más limpios, como el amoníaco verde, la propulsión eólica podría ser una baza crucial para alcanzar estos objetivos. "Estamos completamente convencidos de que la energía eólica será cada vez más competitiva en los próximos años", afirma Joyeux. "No es el 100% de la solución para descarbonizar el sector naval, pero es realmente una parte que ya no podemos descuidar. Cuando empezamos a pensar en volver a poner velas en los cargueros, hace 10 años, era toda una apuesta. Pero hoy, cuando muchas navieras se plantean hacer lo mismo, es una parte importante del futuro".
Construido en Polonia, Canopée surcó las aguas por primera vez a finales de 2022, antes de que se instalaran las velas en el verano de 2023. Capaz de mover 5.000 toneladas de carga a una velocidad de 16,5 nudos, ahora ha vuelto a Europa, y hará una docena de viajes al año entre los puertos de Bremen, Rotterdam, Le Havre y Burdeos, para luego entregar su carga en Pariacabo, en la Guayana Francesa.
Las suaves "Oceanwings" fabricadas con lona y montadas en Canopée permiten a la tripulación ajustar la altura de las velas a lo largo del mástil desde el puente del barco, explica Christiaan De Beukelaer, autor de "Trade Winds", un libro sobre el renacimiento de los cargueros de vela, e investigador de la Universidad de Melbourne, que no está relacionado con el proyecto. Esto significa que las velas pueden "rizarse" fácilmente, cambiando su superficie para adaptarse a las distintas velocidades del viento.
"El precursor experimental del Oceanwings ganó la Copa América en 2010", añade, y tras esa victoria en la prestigiosa competición de vela, el aparejo del velero de regatas se adaptó para servir a los buques de carga oceánicos.
"Es un diseño prometedor, aunque es un poco pronto para comentar qué diseños son las opciones más populares tanto entre las navieras como entre las tripulaciones de los barcos", afirma De Beukelaer.
Según Joyeux, las operaciones cotidianas en el barco se hacen más emocionantes con la presencia de las velas de ala. "Lo digo como antiguo marinero: veo que a la tripulación del Canopée le entusiasma trabajar con las velas, porque hace más interesante el rumbo del barco. Debemos seguir la meteorología, por lo que cada viaje es único y depende de la previsión de viento", afirma, añadiendo que, por el momento, el barco da prioridad al cumplimiento de las horas de llegada previstas antes que al ahorro de combustible, lo que significa que encenderá sus motores diésel si no hay suficiente viento.
Vientos de cambio
Según Gavin Allwright, secretario general de la International Windship Association, un grupo sin ánimo de lucro que promueve soluciones marítimas de propulsión eólica, en la actualidad hay 31 cargueros eólicos de gran tamaño (más de 400 toneladas de arqueo bruto) operando en todo el mundo, y se espera que unos 20 más se hagan a la mar antes de que acabe el año. "Para ponerlo en perspectiva, hemos tardado 12 años en alcanzar las 23 primeras instalaciones, a finales de 2022, y luego probablemente poco más de 12 meses en entregar los 23 barcos siguientes", afirma, y añade que la expectativa es alcanzar los 100 buques a principios de 2025.
Hay al menos media docena de tecnologías diferentes representadas en esos 31 buques, siendo las velas de rotor -grandes cilindros giratorios verticales que rotan para generar empuje- las más comunes. Otra opción popular son las velas duras inspiradas en las alas de los aviones, como las que monta Pyxis Ocean, un carguero fletado por la naviera estadounidense Cargill. Una opción más inusual son las cometas gigantes, que pueden elevarse hasta 1.000 pies por encima del agua, capturando vientos más fuertes.
Sin embargo, con una flota mundial de unos 60.000 grandes buques mercantes, el impacto de estas embarcaciones sigue siendo limitado, según De Beukelaer. No obstante, añade, la adopción de la propulsión eólica produce un triple dividendo. "Reduce el uso de combustibles fósiles a corto plazo, reduce la necesidad de combustibles de emisiones cero cuando empiecen a sustituir a los combustibles fósiles, lo que ayudará a acelerar la transición, y permite a las navieras contar con una fuente de energía gratuita que no está sujeta a las fluctuaciones de precios".
Señala que llevará algún tiempo evaluar adecuadamente las credenciales de sostenibilidad de Canopée. "Pero el logro inicial está claro: Canopée existe y sin duda está ayudando a los armadores y operadores de buques a ver que la propulsión eólica es una opción en la que pueden invertir hoy para reducir las emisiones en un plazo muy corto, sobre todo porque las adaptaciones son posibles en la mayoría de los tipos de buques", afirma.
"Los buques eólicos existentes sugieren que la propulsión eólica es una inversión sólida tanto para la cuenta de resultados de las navieras como para el planeta".
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Fuente: edition.cnn.com