Wendt, investigador del PIK, insta a actuar contra los riesgos sanitarios del cambio climático
En primer lugar, son evidentes las consecuencias inmediatas del calor para el cuerpo humano, que puede provocar enfermedades o incluso la muerte, señala a la agencia de noticias AFP el responsable del grupo de trabajo del PIK sobre cambio climático y salud. Además, está la propagación de enfermedades infecciosas transmitidas por insectos o garrapatas, como el dengue o la fiebre Zika, así como otras transmisiones de patógenos de animales a humanos.
Wendt también menciona "el aumento de enfermedades respiratorias o asma, más enfermedades del sistema cardiovascular y efectos generales sobre la salud mental y el bienestar general". Otras consecuencias para la salud se derivan de los efectos del cambio climático sobre la seguridad alimentaria.
El número de personas potencialmente afectadas es elevado. Wendt se remite a las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según las cuales 3.600 millones de personas viven en zonas consideradas "altamente vulnerables" a los efectos del clima, sobre todo en el África subsahariana, Asia meridional y central, Sudamérica y los Estados insulares. Pero incluso en Europa, sólo en los últimos 40 años se han atribuido hasta 145.000 muertes a las condiciones meteorológicas extremas y sus consecuencias.
Los "grupos especialmente vulnerables" en todo el mundo son los niños, las mujeres, los pobres, los grupos de población indígena, los refugiados, las personas mayores "y todos aquellos que ya viven en condiciones sanitarias difíciles", afirma el investigador. En Europa, los habitantes de las ciudades se verán más afectados que la población rural debido a la contaminación y al aumento de las temperaturas.
Como contramedidas, Wendt recomienda ante todo limitar el calentamiento global en sí, pero también adaptarse mejor a sus consecuencias. Entre las opciones figuran medidas que reduzcan los efectos del calor, por ejemplo. El investigador también aconseja "una agricultura más sostenible" y "la transición a una dieta sana basada en plantas". Ambas tienen la ventaja de beneficiar tanto a la salud como al clima.
Además, hay que reforzar el sector sanitario debido a las mayores cargas previstas, afirma Wendt. También subraya la importancia de un cambio de conciencia: "Nosotros mismos y la sociedad en su conjunto debemos ver las interacciones entre clima, biodiversidad y salud humana y darles la suficiente importancia".
En Alemania, el PIK colabora con la Charité de Berlín en la investigación de los vínculos entre cambio climático y salud y las consecuencias necesarias. La socia de Wendt en la Charité es la experta en clima y salud Sabine Gabrysch.
Según Wendt, uno de los focos del trabajo está en el área de la nutrición. Sin embargo, el objetivo general de la cooperación entre investigación climática y sanitaria es "generar sinergias para la investigación y evaluación de soluciones para ambos aspectos del cambio climático y la protección de la salud".
El investigador considera insuficientes las precauciones tomadas en Europa hasta la fecha. Es cierto que la concienciación sobre los riesgos para la salud que plantea el cambio climático es cada vez mayor, también desde la publicación este verano del informe "Una vida sana en una Tierra sana" del Consejo Asesor Alemán sobre el Cambio Global (WBGU) y la creación de un Centro de Salud Planetaria a escala europea. Pero, dice Wendt: "Queda más por hacer".
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Fuente: www.stern.de