Una menor ingesta de sal ayuda a los pacientes con antihipertensivos
Una dieta baja en sal puede reducir significativamente la tensión arterial. Esto se aplica incluso a las personas que ya toman medicación antihipertensiva. Este es el resultado de un estudio estadounidense en el que participaron 213 personas de entre 50 y 75 años.
El efecto reductor de la tensión arterial (presión arterial media) se produjo en alrededor de tres cuartas partes de los sujetos de la prueba al cabo de sólo una semana y fue independiente de la edad, el sexo, el grupo étnico, el índice de masa corporal y la diabetes. El equipo dirigido por Norrina Allen, de la Universidad Northwestern de Chicago, presentó su estudio en la revista científica "Jama".
Según la universidad, la hipertensión arterial es la causa más común de enfermedad y muerte en todo el mundo. "La hipertensión puede provocar insuficiencia cardiaca, infartos y derrames cerebrales, ya que ejerce una presión adicional sobre las arterias", afirma Allen. Aunque ya se sabía que el consumo de sal de mesa (cloruro sódico) afecta a la tensión arterial, aún quedaban preguntas sin respuesta sobre la relación exacta. "No sabíamos si las personas que ya tomaban medicación para la tensión arterial podían reducirla más reduciendo sus niveles de sodio", explica Allen.
Conclusiones de las investigaciones
En su investigación, los autores del estudio determinaron principalmente la cantidad de sodio que consumía una persona. Aproximadamente una cuarta parte de los participantes tenía la tensión arterial normal, mientras que los demás padecían hipertensión arterial controlada, no controlada o no tratada. La edad media era de 61 años y el 65% de los sujetos eran mujeres. La mediana de presión arterial sistólica (el valor más alto al medir la tensión arterial) era de 125, y la mediana de ingesta diaria de sodio era de 4,45 gramos, muy por encima del valor recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de dos gramos de sodio (algo menos de cinco gramos de sal).
Los investigadores dividieron a los sujetos en dos grupos: A los participantes de un grupo se les dio primero una dieta con 2,2 gramos de sodio al día, además de su ingesta habitual de sal. A los del otro grupo sólo se les permitió consumir un total de 0,5 gramos de sodio al día. Al cabo de una semana, se cambió el plan de dieta.
Al final de la primera semana, la presión arterial sistólica media de los participantes en la dieta baja en sal era ocho milímetros de mercurio más baja que la de los participantes en la dieta alta en sal. No existía una correlación estadísticamente clara con el valor original de la tensión arterial ni con el estado de la tensión arterial (tensión alta, tensión normal). Los resultados fueron similares en la segunda semana. La tensión arterial de los participantes que ahora habían consumido menos sodio era, de media, siete milímetros de mercurio más baja que la de los demás.
Los resultados del estudio no sorprenden
Con la dieta rica en sal, el valor de la tensión arterial sistólica sólo aumentó mínimamente; los investigadores sospechan que se trata de un efecto de saciedad. El 9,9% de los participantes declararon efectos secundarios leves, como dolores de cabeza, síntomas gastrointestinales y edemas. La mayoría de los participantes también toleraron bien la dieta baja en sal.
El 8% declaró incidentes leves, como calambres temporales y debilidad. "Al igual que cualquier actividad física es mejor que ninguna para la mayoría de la gente, cualquier reducción de sodio de la dieta habitual es probablemente mejor que ninguna para la mayoría de la gente en términos de presión arterial", afirma Deepak Gupta, del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, autor principal del estudio.
Para Markus van der Giet, de Charité Berlín, presidente de la Liga Alemana de Hipertensión desde principios de año, los resultados del estudio no son sorprendentes: "En la práctica clínica diaria, se sabe que algunos pacientes con hipertensión leve pueden prescindir de los antihipertensivos al cambiar a una dieta baja en sal". En general, sin embargo, una dieta baja en sal no puede sustituir a la medicación, sobre todo porque el valor diario de sólo 0,5 gramos de sodio utilizado en el estudio es muy difícil de alcanzar en la vida cotidiana. No obstante, reducir la sal es una medida importante que los pacientes hipertensos pueden aplicar fácilmente, subraya van der Giet.
Fuente: www.dpa.com