Opinión: Tres reglas para que los famosos eviten comentarios desastrosos en las noticias

Puede que lo último que necesitemos en estos momentos sea lidiar con polémicas sobre lo que los famosos deben o no deben decir, y sobre cómo deben disculparse cuando inevitablemente meten la pata al comentar acontecimientos mundiales complejos.

Julianna Margulies, por ejemplo, se ha disculpado por los comentarios ofensivos que hizo en un podcast el mes pasado, en el que dijo que estaba decepcionada de que las comunidades negra y LGBTQ no se hubieran manifestado en pleno apoyo a los judíos tras los ataques del 7 de octubre y la guerra en curso en Gaza. "Para mí, el hecho de que toda la comunidad negra no esté con nosotros indica que, o bien no lo saben, o bien les han lavado el cerebro para que odien a los judíos", afirmó.

También dijo que, como actriz que interpretaba a una lesbiana en televisión, se sentía ofendida por los activistas LGBTQ pro palestinos que "no tienen ni idea de que si ponen un pie en un país islámico" serán "los primeros decapitados y con sus cabezas jugarán... como con un balón de fútbol en un campo".

Margulies se disculpó en un comunicado enviado por correo electrónico a CNN el viernes, diciendo que está "horrorizada" por haber "ofendido a las comunidades negra y LGBTQIA+, comunidades que realmente amo y respeto."

"Quiero ser 100% clara: el racismo, la homofobia, el sexismo o cualquier prejuicio contra las creencias personales o la identidad de cualquier persona son aborrecibles para mí, y punto", escribió. "A lo largo de mi carrera he trabajado incansablemente para combatir el odio de todo tipo, acabar con el antisemitismo, alzar la voz contra grupos terroristas como Hamás y forjar un frente unido contra la discriminación. No era mi intención que mis palabras sembraran más división, por lo que pido sinceras disculpas".

Sin embargo, los comentarios de Margulies no son los únicos comentarios ofensivos y extraños de famosos sobre Israel y Palestina. El mes pasado, Susan Sarandon habló en una manifestación pro-palestina y dijo a la multitud: "Hay mucha gente que tiene miedo, que tiene miedo de ser judía en este momento, y está saboreando lo que se siente al ser musulmán en este país". Sarandon emitió una disculpa en un post en las redes sociales la semana pasada diciendo que el "fraseo" que eligió "fue un terrible error, ya que implica que hasta hace poco los judíos han sido ajenos a la persecución, cuando es todo lo contrario".

Los eventos antisemitas han sido una realidad obstinada de la vida en los Estados Unidos, desde la desfiguración de sinagogas hasta los asaltos selectivos contra judíos y un horrible tiroteo masivo en la Sinagoga del Árbol de la Vida en 2018. A finales de octubre de este año, la Liga Antidifamación, que realiza un seguimiento de los incidentes antisemitas en Estados Unidos, informó de que las cifras habían aumentado un 400%.

La modelo Gigi Hadid publicó una crítica a los arrestos y detenciones israelíes de palestinos, incluidos niños, pero se equivocó tanto en los hechos que finalmente lo retiró y se disculpó por compartir "algo que no verifiqué los hechos ni pensé profundamente antes de volver a publicar." Varias figuras de Hollywood que han opinado sobre Israel, Palestina o ambos han sufrido rápidas consecuencias profesionales, desde reacciones en las redes sociales hasta el despido de sus agencias de talentos.

Otros han utilizado términos más comedidos y medios de comunicación para expresar su opinión. En octubre, más de 700 famosos y otras personalidades de Hollywood firmaron una carta abierta en la que condenaban a Hamás e instaban al retorno inmediato de los rehenes israelíes; ese mismo mes, otros cientos de personas firmaron una carta abierta en la que instaban al Presidente Joe Biden y al Congreso a "pedir una desescalada y un alto el fuego inmediatos en Gaza e Israel antes de que se pierda otra vida".

Los famosos han dicho mucho sobre esta guerra, algunos demasiado. Y, sin embargo, algunos comentaristas están indignados por el aparente "silencio" de los famosos sobre la guerra, con lo que quieren decir, por supuesto, que no hay suficientes famosos que hablen a favor de su bando.

Es difícil establecer una regla rígida para el compromiso político de los famosos. La mayoría de nosotros, sospecho, apreciamos cuando los famosos apoyan con su influencia las causas que nos preocupan, y nos disgustamos cuando se oponen públicamente a las causas que apoyamos.

Pero podemos esperar algunas cosas de personas que son famosas por su belleza o sus dotes interpretativas, no por su dominio de las relaciones internacionales. En primer lugar, podemos pedirles que hablen cuando les llame su conciencia, no cuando les llame la presión de publicar.

Los famosos son seres humanos que saben más y se apasionan más por unos temas que por otros, y también viven bajo el microscopio de la fama. Si se sienten llamados a pronunciarse sobre un tema concreto, bien por ellos. Pero si se sienten insuficientemente informados al respecto, o incluso asustados por la reacción profesional, también está bien: que Taylor Swift comente la guerra entre Israel y Hamás puede moldear las opiniones de algunos Swifties y dar fuerza a un bando de la batalla en las redes sociales, pero es muy poco probable que tenga ningún efecto tangible en el conflicto en sí. (Swift no ha hecho declaraciones al respecto. )

En segundo lugar, también podemos pedir a los famosos que, cuando publiquen sobre política o acontecimientos mundiales, se aseguren de que los datos son correctos y de que tienen al menos un conocimiento básico de lo que están debatiendo.

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Cuando los famosos publican en las redes sociales, a menudo se convierten en virales, y sus palabras pueden influir en las percepciones y creencias de miles de personas. Deben a sus seguidores un mínimo de responsabilidad comprobando los hechos de lo que publican (o, mejor aún, haciendo que sus empleados lo comprueben dos y tres veces).

Y en tercer lugar, podemos pedir a los famosos que, cuando se equivoquen, se disculpen con sinceridad y reflexionen sobre lo ocurrido y por qué. Y cuando eso ocurra, el público puede optar por ofrecerles un poco de gracia.

Por último, podría ser más útil para todos dar un paso atrás y preguntarnos a quién deberíamos escuchar realmente y quién queremos que hable. Hay muchas personas que son expertos en la materia, observadores bien informados, defensores de los derechos humanos y reporteros cuidadosos, por no hablar de los millones de personas que viven el conflicto en directo. La mayoría de ellos no han aparecido en la gran pantalla, no han protagonizado ningún reality show televisivo, no han agotado las entradas del Madison Square Garden ni han desfilado en la Semana de la Moda. Pero son las personas cuyas voces deberíamos alzar en estos graves y espinosos momentos.