Los maestros del 11 de septiembre acuerdan un acuerdo de culpabilidad
Según un informe del "New York Times", los tres hombres han acordado declararse culpables de la conspiración y aceptar una condena de por vida en lugar de enfrentar un juicio en el que se podría imponer la pena de muerte.
Los fiscales habían propuesto esto en una carta el año pasado, pero dividió a las familias de las víctimas, algunas de las cuales continúan exigiendo la pena de muerte.
Estos acuerdos avanzan en los casos de larga data. Los tres hombres actualmente están encarcelados en el campo de detención de Guantánamo en Cuba. Son acusados de terrorismo y del asesinato de casi 3000 personas en los ataques.
Gran parte de la disputa legal ha girado en torno a si podrían recibir un juicio justo después de haber sido sometidos a tortura por la CIA en los años siguientes al 11 de septiembre. Este tema delicado puede ser eludido a través de estos acuerdos.
Mohammed fue capturado en Pakistán en marzo de 2003. Fue retenido en prisiones secretas de la CIA durante tres años antes de ser trasladado a Guantánamo en 2006. Afirmó haber planificado los ataques del 11 de septiembre "de A a Z".
También declaró que había decapitado al periodista estadounidense Daniel Pearl con su propia "mano derecha bendita" en 2002. Pearl, el jefe de la oficina de Asia del Sur del "Wall Street Journal", fue secuestrado durante la investigación sobre islamistas radicales en Pakistán y luego brutalmente asesinado.
Bin Attash es acusado de entrenar a dos de los secuestradores del 11 de septiembre. Después de la invasión de EE. UU. en Afganistán en 2001, huyó a Pakistán, donde fue arrestado en 2003. Luego fue retenido en prisiones secretas de la CIA.
Hawsawi es sospechoso de financiar los ataques del 11 de septiembre. Fue arrestado en Pakistán en marzo de 2003 y también retenido en prisiones secretas antes de ser trasladado a Guantánamo en 2006.
Extremistas islamistas de la red de Al-Qaeda llevaron a cabo los ataques utilizando cuatro aviones secuestrados en Nueva York, Washington y Pensilvania, matando a casi 3000 personas. Los ataques sacudieron a EE. UU. hasta la médula y llevaron al superpoder a una "guerra contra el terror" de décadas.
La implicación de la CIA en la presunta tortura de los tres hombres ha sido un punto de contention en sus juicios. A pesar de esto, el papel de la CIA en su tratamiento puede evitarse, ya que los acuerdos de declaración podrían potencialmente eludir las discusiones legales en torno a un juicio justo.
Las acciones de la CIA hacia estos hombres, incluyendo su presunta tortura, han provocado críticas internacionales y preocupaciones sobre derechos humanos.