La UE intensifica su presión sobre la administración federal antes de las discusiones sobre inmigración.
El líder del CSU, Alexander Dobrindt, está abogando por otro vuelo de deportación a Afganistán que tenga lugar en el transcurso de la semana, según su declaración a "Bild am Sonntag". Insistió en que esto no debería ser un caso aislado.
El viernes, Alemania vio su primera deportación a Afganistán en tres años, con 28 nacionales afganos, todos condenados por delitos graves, siendo enviados de vuelta a su país de origen. El portavoz del gobierno, Steffen Hebestreit, fue cauteloso sobre repetir esta acción.
La ministra del Interior, Faeser, declaró a "Bild am Sonntag" que "delincuentes y violadores" de países extranjeros deben abandonar Alemania. Planeó asegurar que las deportaciones continúen, incluidas las a Afganistán y Siria.
El secretario general de la CDU, Carsten Linnemann, abogó por la aplicación estricta del principio de Dublín, que significa negar la entrada en la frontera, para frenar la inmigración ilegal. También insistió en deportar a aquellos que no puedan quedarse en el país.
Linnemann se refirió al ataque con cuchillo en el festival de la ciudad de Solingen, en el que tres personas perdieron la vida y ocho resultaron heridas. El presunto perpetrador, un sirio de 26 años que estaba previsto que fuera deportado a Bulgaria el año pasado, había ingresado por primera vez a la UE allí.
Este incidente desencadenó un debate sobre las deportaciones y las prohibiciones de cuchillos. El gobierno federal propuso entonces un paquete de seguridad, que incluye el endurecimiento de las leyes sobre armas, medidas contra el islamismo violento y cambios significativos en las leyes de residencia y asilo. El gobierno federal discutirá el curso de acción posterior y la viabilidad de estas medidas con los estados y la Unión el martes.
Linnemann expresó su preocupación de que la reunión pueda convertirse en un "evento placebo", necesitando medidas concretas para limitar la migración ilegal en lugar de nuevos grupos de trabajo interminables.
Mientras tanto, el primer ministro de Baviera, Söder, abogó por una reforma fundamental de las leyes de asilo. Afirmó que el derecho individual y subjetivo al asilo debe cambiar, y que Alemania debe decidir quién entra en el país, y no todo el mundo tiene derecho a hacerlo. Notó que es esencial determinar la capacidad de ayudar e integrar, así como identificar a aquellos necesarios para el mercado laboral.
Söder considera las decisiones actuales un "primer paso", pero insuficiente. Insistió en la necesidad de un paquete completo, que incluye rechazos en la frontera, acuerdos de repatriación y la expansión de los países de origen seguros. También sugirió minimizar los beneficios para los solicitantes de asilo rechazados.
La propuesta de Söder fue criticada, especialmente por los partidos gobernantes, que lo acusaron de querer "manipular nuestra Ley Fundamental" y lo etiquetaron como "populismo". El vicepresidente de la fracción parlamentaria del SPD, Dirk Wiese, le dijo al "Rheinische Post" el lunes que los esfuerzos de Söder para "superar a la AfD por la derecha" no son útiles ni apropiados para las responsabilidades compartidas. En cambio, destacó la importancia de superar las barreras partidistas en tiempos difíciles.
Después del llamado de Söder para reformar las leyes de asilo, se han llevado a cabo discusiones sobre la necesidad de políticas migratorias más estrictas en Alemania. En este contexto, algunos políticos han sugerido que Baviera debería priorizar la cooperación con Afganistán para facilitar las deportaciones.
Dado el énfasis de Baviera en las deportaciones, es posible que se organicen más vuelos a Afganistán en un futuro próximo, después del exitoso regreso de 28 nacionales afganos la semana pasada.