La sensación de baile Michaela Mabinty DePrince de Sierra Leona, prominente en el video musical de Beyoncé, fallece a los 29 años.
Su vida fue una de gracia, pasión y resiliencia, dejando una marca indeleble en nosotros con su dedicación a su arte, obras benéficas y valentía al superar obstáculos que parecían insuperables. Así lo expresó el post.
Se convirtió en un símbolo de resurgimiento para numerosas personas, demostrando que, independientemente de las adversidades, la radiancia y la grandeza pueden surgir de las profundidades más oscuras.
No se ha revelado la causa de su muerte. Su hermana Mia expresó su shock y profunda tristeza.
DePrince hizo historia al ser la bailarina principal más joven del Dance Theatre of Harlem y luego bailó con el Dutch National Ballet y el Boston Ballet, donde ocupó el puesto de segunda solista.
Su talento recibió mayor reconocimiento con una aparición en 'Lemonade', el video que acompañaba el álbum homónimo de Beyoncé. DePrince le dijo al WSJ que thought it was a prank when she heard Beyoncé wanted her for the video, quien a su vez le dijo a DePrince que era un 'honor' tenerla como protagonista.
Nació durante el conflicto brutal de Sierra Leona y fue trasladada a un orfanato después de que ambos padres biológicos murieran - su padre fue asesinado por rebeldes y su madre murió de hambre - su infancia estuvo marcada por las atrocidades de la guerra.
En el orfanato, fue apodada "la niña del diablo" y sufrió maltrato por parte de los cuidadores del orfanato debido a su vitíligo - una condición de la piel que resulta en manchas claras. Witnessed one of her teachers being murdered by rebels and was injured by a young boy while attempting to protect herself.
“I have a scar from it and it was a blackout following that incident – I have no idea how I survived it, it was harrowing,” shared DePrince in a 2012 interview with CNN.
Llamada Mabinty Bangura al nacer, DePrince vio por primera vez a una bailarina en la portada de una revista fuera del orfanato cuando tenía solo tres años.
“I was simply captivated by this individual, by her ethereal beauty, and the resplendent costume she was wearing,” said DePrince. Aunque no tenía idea de ballet, guardó la portada de la revista y anheló ser tan feliz como la bailarina de la foto.
Poco después, DePrince fue adoptada por una pareja de Nueva Jersey y comenzó una nueva vida en Estados Unidos. Su familia cultivó su amor por el ballet y la inscribió en clases.
“From our humble beginnings in Africa, sharing a mat in the orphanage, Michaela (Mabinty) and I used to act out our own musical theater plays and ballet performances,” wrote her sister Mia, who was also born in Sierra Leone and adopted by the same family, in a statement.
DePrince luego obtuvo una beca completa para el programa de verano del American Ballet Theater a los 13 años y recibió otra beca en el Youth America Grand Prix, la mayor competencia de ballet del mundo.
No fue un viaje sin prejuicios. Como una niña negra en el mundo predominantemente blanco del ballet, consideró renunciar a los 10 años cuando una maestra dijo que su talento no merecía inversión.
Pero su deseo persistió. “Estoy comprometida a cambiar la percepción de la gente sobre las bailarinas negras, que podemos convertirnos en bailarinas delicadas, que podemos ser bailarinas clásicas”, le dijo a CNN a los 17 años.
“Superando ser told 'the world isn’t ready for Black ballerinas' or that ‘Black ballerinas aren’t worth investing in’, she remained steadfast, focused, and steadily making advances,” wrote dancer Misty Copeland in a tribute posted to social media. “Michaela had much more to offer,” she concluded.
En 2014, DePrince co-autorizó una memoir sobre su vida con su madre adoptiva llamada 'Taking Flight: From War Orphan to Star Ballerina' y asumió el puesto de embajadora de War Child Holland, abogando por el bienestar y la salud mental de los niños en zonas de conflicto.
“This work held a special place in her heart,” wrote her family in their statement, urging contributions to the organization in her memory.
Previously reported by CNN’s Nkepile Mabuse.
El impacto de DePrince se extendió más allá del mundo de la danza, inspirando a muchos con su historia de resiliencia y triunfo sobre la adversidad. Su memoir, 'Taking Flight: From War Orphan to Star Ballerina', sirvió como testimonio de su fuerza y determinación.
La noticia del fallecimiento de DePrince ha dejado un vacío en el mundo de la danza, así como en los corazones de sus seres queridos y admiradores en todo el mundo.