La región amazónica gime bajo la sequía del siglo
La cuenca del Amazonas carece de lo que normalmente tiene en abundancia: Agua. La región más rica en agua del mundo sufre actualmente la peor sequía desde que se tienen registros hace más de 120 años. Las consecuencias para la población, la economía regional y la flora y fauna de Sudamérica son graves. Los expertos están alarmados. No hay indicios de que la situación vaya a remitir.
Los niveles de agua de algunos de los ríos más importantes han descendido recientemente hasta un punto sin precedentes. Las consecuencias: Problemas de abastecimiento, animales muertos. "Cientos de miles de personas en los estados están sufriendo esta sequía", afirma Rômulo Batista, de la organización ecologista Greenpeace.
La Amazonia brasileña se extiende por nueve estados federales y ocupa una superficie del tamaño de Europa Occidental. Alberga una impresionante variedad de plantas y animales. Se calcula que una quinta parte del agua dulce del planeta fluye por la mayor y más compleja red fluvial del mundo.
El estado de Amazonas está especialmente afectado por la actual sequía. A finales de octubre, el río Negro - el segundo mayor afluente del Amazonas - alcanzó su nivel más bajo desde que comenzaron las mediciones oficiales cerca de la capital provincial de Manaos.
Según el Servicio Geológico Brasileño (SGB), el nivel del río alcanzó recientemente un mínimo de 12,70 metros - el mínimo medio del mes en Manaos es de 18 metros, según declaró a la Agencia Alemana de Prensa el geocientífico André Luis Martinelli Real dos Santos, del SGB.
Graves consecuencias para las personas y los animales
La población de las riberas está sufriendo especialmente. Muchos de ellos normalmente sólo pueden desplazarse por los ríos en barca. Debido al bajo nivel de las aguas, numerosas embarcaciones han encallado, lo que hace cada vez más difícil abastecer a las comunidades de agua, alimentos o medicinas. El gobierno del estado de Amazonas declaró el estado de emergencia en los 62 distritos. Casi 600.000 personas están afectadas. "Mi marido fue a pescar y volvió sin nada porque no había peces", cuenta la agricultora Ana Carla Pereira en un artículo de la organización Greenpeace.
Según el portal de noticias "G1", en los últimos días se han encontrado unos 70 delfines de agua dulce muertos en el municipio de Coari. Se encuentra a unos 360 kilómetros de Manaus. A finales de septiembre ya se habían descubierto más de 100 delfines de agua dulce muertos en la misma región, en el Lago Tefé. Aunque aún se está investigando la causa exacta de la muerte, cabe suponer que está relacionada con el calor y la sequía que sufre actualmente la región, según el Instituto de Investigación Mamirauá.
Según dos Santos, los periodos de sequía son un fenómeno natural. Pero lo que distingue a esta sequía de otras es la velocidad a la que se están secando ahora los ríos, afirma Rômulo Batista, experto de Greenpeace. "Muchos lugares no han tenido tiempo de prepararse".
Los fenómenos meteorológicos extremos se intensificarán
La situación se ve agravada actualmente por El Niño. El fenómeno meteorológico, que se produce cada pocos años, está provocando más sequía y calor en el norte de Brasil, entre otros lugares, y continuará al menos hasta abril del año que viene, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM). "Los fenómenos extremos como olas de calor, sequías, incendios forestales, lluvias torrenciales, inundaciones y crecidas se intensificarán en algunas regiones y tendrán un impacto significativo", advierte el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas.
Los incendios y la sequía amenazan la Amazonia
La mayor selva tropical del mundo -que alberga el diez por ciento de las especies del planeta- lleva ya décadas amenazada: por las sequías, la contaminación de los ríos, los incendios y la deforestación. Es cierto que la deforestación ha disminuido desde que el Presidente Luiz Inácio Lula da Silva asumió el cargo a principios de año. Pero Brasil está aún muy lejos de su objetivo declarado de "deforestación cero".
La megalópolis de Manaos se vio envuelta en un espeso humo durante varios días en octubre, como consecuencia de las prácticas ilegales de tala y quema y de la sequía. "En la región amazónica, los incendios suelen estar asociados a la deforestación. Los bosques húmedos y bien conservados no arden así como así", explica Mariana Napolitano, de la organización ecologista WWF. Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe), sólo en octubre se produjeron más de 22.000 incendios, la cifra más alta para este mes en los últimos 15 años.
La interacción del cambio climático, El Niño y la creciente deforestación está provocando una espiral negativa de sequías e incendios cada vez peores, afirma Edegar de Oliveira, de WWF. Batista, experto de Greenpeace, añade: "Sabemos que los que más están sufriendo la crisis climática son precisamente los que menos han provocado el calentamiento global".
Fuente: www.dpa.com