La dificultad de erradicar la clamidia se discute profundamente en este texto.
Las infecciones transmitidas sexualmente por Chlamydia son las más prevalentes, especialmente en jóvenes, según el Centro Federal Alemán de Educación para la Salud (BZgA). Recientes investigaciones sugieren que estos patógenos bacterianos sobreviven en el cuerpo utilizando nichos específicos, especialmente la membrana mucosa del tracto gastrointestinal. Esto podría explicar por qué aparecen nuevas infecciones en diferentes áreas del cuerpo.
El equipo de Thomas Rudel de la Universidad de Würzburg expande esta teoría en su revista "PLoS Pathogens". Propone que las infecciones recurrentes de Chlamydia podrían tener lugar en diferentes tejidos, incluyendo el tracto genital, debido a la capacidad de la bacteria de persistir en el cuerpo después de colonizar el tracto gastrointestinal.
Letargo bacteriano
Aunque la información previa sobre esta idea proviene principalmente de estudios en ratones, su aplicabilidad a los humanos es limitada. Permanece incierto si el tracto gastrointestinal humano puede servir como base para infecciones persistentes de Chlamydia, actuando potencialmente como un reservorio para reinfecciones del tracto genital.
La persistencia ocurre cuando las bacterias aún están vivas pero no se multiplican. Muchas bacterias entran en este estado de letargo en entornos desfavorables y vuelven a la reproducción normal en mejores condiciones. La lenta multiplicación de las bacterias durante la persistencia a menudo resulta en pocos o ningún síntoma y hace que las infecciones persistentes sean difíciles de tratar con antibióticos.
Pruebas en cultivos de mini-órganos
Los investigadores de Rudel utilizaron organoides, mini-órganos 3D ingenierados basados en células del tracto gastrointestinal humano, para su estudio. Se cultivaron y infectaron con Chlamydia células epiteliales de organoides de estómago, intestino delgado y grueso.
La Chlamydia puede entrar en células a través de pathways específicos y formar tanto formas de desarrollo normales como formas de desarrollo similares a la persistencia. La epitelio intacto y saludable parece ser resistente a las infecciones por C. trachomatis, afirman los investigadores. Es probable que la barrera epitelial deba estar comprometida para una infección, possibly debido a la inflamación, la proliferación o micro-lesiones de la membrana mucosa.
El modelo utilizado por los investigadores tiene algunas limitaciones, como la falta de colonización microbiana natural y un sistema inmunológico intacto.
Infertilidad como secuela
Chlamydia trachomatis es una bacteria específica del ser humano, una de las principales causas de infecciones transmitidas sexualmente a nivel mundial. Si bien la mayoría de las infecciones no producen síntomas, algunas personas pueden experimentar flujo, ardor durante la micción o dolor durante las relaciones sexuales. Los síntomas pueden mejorar o desaparecer por sí solos, según el BZgA.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que una infección por Chlamydia puede persistir en el cuerpo sin mostrar síntomas, potencialmente extendiéndose a otras áreas. Las infecciones no tratadas podrían llevar a la inflamación de los órganos reproductivos, lo que finalmente podría resultar en infertilidad tanto en mujeres como en hombres con el tiempo. Si se detectan temprano, estas infecciones son a menudo curables con antibióticos.
La teoría sugiere que las infecciones por Chlamydia podrían recrudecer en diferentes tejidos, incluyendo el tracto genital, debido a la capacidad de la bacteria de persistir en el cuerpo después de colonizar el tracto gastrointestinal, destacando el posible papel de las infecciones transmitidas sexualmente por Chlamydia como portadoras silenciosas que pueden llevar a la infertilidad con el tiempo.
A pesar de los hallazgos, es importante reconocer que la capacidad del tracto gastrointestinal humano para actuar como un reservorio para infecciones persistentes de Chlamydia remains unclear, requiring further research to confirm this hypothesis and develop targeted treatment strategies for persistent sexually transmitted infections.