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La caza de la ballena gris podría permitirse para los nativos americanos en Washington.

En la última década, se han permitido 25 criaturas.

La última ballena gris fue matada por la tribu Makah en 1999, antes de que los defensores de los...
La última ballena gris fue matada por la tribu Makah en 1999, antes de que los defensores de los derechos de los animales consiguieran imponer una prohibición.

La caza de la ballena gris podría permitirse para los nativos americanos en Washington.

Para muchas décadas, los pueblos indígenas en el estado de Washington, EE.UU., han mostrado su respeto por las Ballenas Grisas. Sin embargo, debido a la caza comercial poniendo a los ballenas en peligro, los activistas por los derechos animales obtuvieron una prohibición de caza en el año 1999. Ahora, más de dos décadas después, el pueblo Makah Native American en el pueblo costero del estado de Washington puede reanudar su antigua tradición de caza de Ballenas Grisas, que había estado suspendida durante siglos.

La Administración Oceánica y Atmosférica Nacional (NOAA) ha concedido este permiso a los nativos americanos del pueblo Makah. La tribu está ahora autorizada a matar hasta 25 Ballenas Grisas a lo largo de diez años para fines ceremoniales y autosuficiencia.

Para ser elegible para este permiso de caza, la tribu debe cumplir con determinados requisitos. Por ejemplo, solo se pueden matar dos o tres ballenas anualmente. La población de Ballenas Grisas en la región se supone que está en torno a los 17.000 a 21.000 individuos, según las últimas encuestas de la NOAA.

Una Herencia Cultural Rica

Los nativos americanos del pueblo Makah habían dependido de la caza de Ballenas Grisas durante generaciones. Un tratado de 1855 les dio el derecho a la caza de ballenas. Sin embargo, los balleneros no nativos desmantelaron la población de ballenas en el siglo XX, lo que llevó a que la especie fuera amenazada y se colocara bajo medidas de protección.

Con un permiso especial de la Comisión de Caza de Ballenas Internacional (IWC), la tribu reanudó la caza en el año 1999 y obtuvo una ballena. La caza de la ballena se realizó en un canoa de Cedro Rojo tradicional y se utilizaron lanzas para herir inicialmente a la ballena, seguido de un disparo fatal de un fusil. Esta caza fue objeto de indignación por parte de los activistas por los derechos animales, quienes también llevaron a cabo acciones legales para impedir la caza.

Desde entonces, la tribu y varias organizaciones humanas han continuado su lucha por obtener un permiso de caza. Han navegado a través del sistema legal para lograr este objetivo. La última decisión de la Administración Oceánica y Climática les permite ser exentos de la Ley de Protección de Mamíferos Marinos (LPMMA), que es una ley diseñada para proteger mamíferos marinos.

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