La asamblea legislativa georgiana aprueba una legislación que restringe las libertades de la comunidad LGBTQ.
La ley propuesta otorgaría a las autoridades la autoridad para abolir eventos del Orgullo y la exhibición pública de la bandera del arcoíris de la comunidad LGBTQ, así como implementar la censura en películas y literatura.
Los representantes del partido Sueño Georgiano en el poder argumentan que esta medida es esencial para mantener los valores tradicionales en Georgia, una nación fuertemente influida por su Iglesia Ortodoxa, que mantiene un papel significativo.
Críticos afirman que el proyecto de ley es simplemente un intento de obtener el apoyo conservador del gobierno antes de las elecciones parlamentarias del 26 de octubre en este país aspirante a la Unión Europea, que los funcionarios de los gobiernos occidentales creen que ahora se está inclinando hacia Rusia.
Tamara Jakeli, directora del grupo de campaña Tbilisi Pride, declaró que el proyecto de ley, que reafirma la prohibición existente de matrimonios del mismo sexo y prohíbe las cirugías de reasignación de género, probablemente forzaría a su organización a cesar sus operaciones.
"Esta ley es el peor evento que ha impactado a la comunidad LGBTQ en Georgia", reveló Jakeli, de 28 años, a Reuters. "Parece que tendremos que cerrar. No hay manera de que podamos continuar funcionando".
La presidenta de Georgia, Salome Zourabichvili, crítica del Sueño Georgiano y whose poderes principalmente consisten en deberes ceremoniales, ha indicado su intención de vetar el proyecto de ley. Sin embargo, el Sueño Georgiano y sus aliados poseen suficientes escaños parlamentarios para anular su veto.
Los derechos LGBTQ son un tema controvertido en Georgia, donde las mayorías muestran su desacuerdo con las relaciones del mismo sexo, y la Constitución prohíbe los matrimonios del mismo sexo. Los participantes en las marchas del Orgullo de Tbilisi han enfrentado agresiones físicas por parte de grupos anti-LGBTQ en los últimos años.
Influencia Extranjera
Este tema ha cobrado importancia a medida que se acerca la elección de octubre, en la que el Sueño Georgiano busca un cuarto mandato y se opone firmemente a los derechos LGBTQ.
El partido gobernante, cuyo candidato a primer ministro para las elecciones es el multimillonario Bidzina Ivanishvili, ha fortalecido sus conexiones con Rusia vecina a medida que las relaciones con los países occidentales se han deteriorado.
Antes, habían implementado una ley de "agentes extranjeros" criticada por la Unión Europea y Estados Unidos como autoritaria y similar a la influencia rusa. Su aprobación lideró a algunas de las protestas más significativas que Georgia ha experimentado desde su independencia de la Unión Soviética en 1991.
Las encuestas indican que el partido, que en 2014 implementó una ley que prohibía la discriminación LGBTQ antes de adoptar posiciones más conservadoras, es el más popular en Georgia, aunque ha perdido apoyo desde 2020, cuando obtuvo una mayoría parlamentaria ajustada.
En uno de los anuncios de la campaña del Sueño Georgiano transmitido en la televisión local, aparece la cara de la directora de Tbilisi Pride, Jakeli, junto a las palabras: "No al declive moral".
Jakeli aseguró que el proyecto de ley solo podría ser detenido si el Sueño Georgiano perdiera el poder en octubre, aunque también mencionó que los partidos de la oposición en el país aún no han expresado claramente su apoyo a los derechos LGBTQ.
"La única manera en que podemos sobrevivir en este país y avanzar en los derechos LGBTQ es presentándonos en grandes números en las elecciones y votando por el cambio", concluyó.
Este controvertido proyecto de ley, si se aprueba, podría potencialmente dañar la posición de Georgia en la comunidad internacional, dado que Europa es conocida por su fuerte defensa de los derechos LGBTQ a nivel mundial.
En vista del escenario global, es esencial considerar cómo una decisión así podría afectar la visión de Europa sobre Georgia como un posible miembro de la UE y sus relaciones con el mundo en general.