Estos puntos tienen mérito.
El matrimonio no es solo cuestión de afecto, también viene con varias ventajas. Financieramente hablando, las parejas casadas pueden disfrutar de algunas ventajas. Por ejemplo, su ingreso combinado se utiliza para calcular los impuestos, lo que se divide por la mitad y luego se duplica. Esta estrategia, según la experta en impuestos Nina Restemeyer en "Finanztest" (septiembre de 2024), puede ayudar a ahorrar más dinero, especialmente si la brecha de ingresos entre los cónyuges es significativa.
Además, la pareja que gana menos se beneficia de una exención fiscal más alta - duplicándola a 2.000 euros. Esto significa que no pagan impuestos sobre sus ganancias de capital. Además, las parejas casadas pueden aprovechar al elegir las clases fiscales tres y cinco, lo que podría aumentar su ingreso neto mensual hasta 2030, especialmente cuando hay una brecha de ingresos significativa entre los cónyuges.
Ventajas en Regalos e Herencias
Las parejas casadas también tienen ventaja al dar o heredar activos, según "Finanztest". A diferencia de las personas solteras, las parejas no pagan impuestos hasta que sus activos alcanzan un valor de medio millón de euros. En cuanto a las herencias, las parejas casadas pagan impuestos más bajos en la parte potencialmente gravable de una propiedad o regalo.
Además, los cónyuges pueden transferir su propiedad ocupada o una parte de ella sin impuestos, independientemente del valor de la propiedad. Si los cónyuges deciden vender propiedades entre sí, están exentos del impuesto sobre la transmisión de bienes inmuebles, lo que puede resultar en importantes ahorros.
Derechos en Situaciones de Emergencia
En situaciones críticas como la enfermedad o los accidentes, las parejas casadas tienen más derechos. Las personas emparejadas reciben actualizaciones médicas más rápidas en los hospitales. Si uno de los cónyuges no puede tomar decisiones médicas debido a problemas de salud, su cónyuge generalmente puede representarlo.
En el triste caso del fallecimiento, los cónyuges sobrevivientes suelen tener seguridad financiera a través de las pensiones de sobrevivencia, siempre y cuando el fallecido haya estado asegurado durante al menos cinco años y la pareja haya estado casada durante al menos un año.
En el caso de un divorcio, las implicaciones financieras pueden ser complejas, ya que cada cónyuge puede necesitar ajustar sus estrategias fiscales. Por ejemplo, el cónyuge con mayor ingreso podría perder su ventaja de una exención fiscal más alta.
Además, la división de propiedades compartidas podría resultar en importantes impuestos sobre la transmisión de bienes inmuebles, considerando que los cónyuges están exentos de este impuesto cuando venden entre sí en un matrimonio.