¿Deberíamos volver a llevar máscaras?
La actual oleada de enfermedades está trayendo a la memoria los desagradables recuerdos de la pandemia de coronavirus. Por ello, cada vez más personas recurren de nuevo a las mascarillas protectoras para protegerse de los numerosos virus que circulan actualmente. Un médico explica si esto tiene sentido y cuándo.
Estaba casi olvidada, pero ahora vuelve a estar de moda: la mascarilla protectora. Ya sea en el tren, en el supermercado o en la consulta del médico, cada vez son más las personas que vuelven a utilizar mascarillas. Hace tiempo que no es obligatorio. Pero la razón parece clara: Alemania se está viendo abrumada por una grave oleada de enfermedades. El Instituto Robert Koch (RKI) nunca había observado tantas enfermedades respiratorias en esta época del año como ahora.
El alto nivel de enfermedades recuerda a la pandemia de coronavirus. Y, en efecto, además de los virus habituales de la gripe y el resfriado, este otoño vuelven a proliferar nuevas variantes de coronavirus. Aunque éstas siguen amenazando a las personas mayores e inmunodeprimidas, la situación actual es muy diferente a la del año pasado o incluso a la de años anteriores: el coronavirus se considera ahora endémico y la mayoría de las personas tienen una fuerte protección inmunitaria contra el virus gracias a las vacunas, a las infecciones o a ambas cosas. Según la mayoría de los expertos, ya no existe la amenaza de que se produzcan casos graves masivos, ni siquiera una sobrecarga del sistema sanitario.
No obstante, querer protegerse contra una infección -ya sea por Sars-CoV-2 u otros virus- puede tener sentido, afirma el médico prevencionista y periodista médico Dr. Christoph Specht en una entrevista con ntv.de. Sobre todo si se está inmunodeprimido, pero también si no se quiere caer enfermo antes de un acontecimiento importante. Según el experto, lo primero y más importante es alejarse de las aglomeraciones de gente en espacios cerrados. Las mascarillas también pueden ayudar. Pero: "Sólo si se ajustan bien".
El ajuste correcto de la mascarilla
Esto suele ser un problema sobre todo con las mascarillas FFP2, dice el experto. A menudo no se ajustan bien a las mujeres. "Suelen llevar una talla mediana o incluso grande, que es demasiado grande para la cara de las mujeres". Entonces se forma ese típico pequeño hueco entre la nariz y la mascarilla.
Se podría pensar que este pequeño espacio es insignificante. Al fin y al cabo, la mascarilla quedaría bien ajustada y sólo penetrarían aerosoles mínimos por la rendija. "¡Error!", dice Specht. "Es simple física: el aire siempre busca el camino de menor resistencia". Esto significa que la mayor parte del aire entra en el cuerpo por la rendija de la mascarilla mal ajustada. Puede imaginárselo así: "El 90% del aire se respira a través de este pequeño orificio y sólo el 10% a través del rendimiento del filtro de la mascarilla", explica el médico. De este modo, la función protectora se ve enormemente limitada o, en el peor de los casos, deja de existir.
En estos casos, sería mejor ponerse una mascarilla quirúrgica normal, dice Specht. Suele ajustarse mejor y, por tanto, ofrece una protección más fiable contra los virus del aerosol. En el caso de los hombres, es más probable que el problema sea otro. A saber, si llevan barba. Esto también impide que la mascarilla se amolde a la cara.
Las mascarillas no son obligatorias
Sin embargo, las mascarillas no son sólo un problema a nivel individual. Varios hospitales de Alemania están reintroduciendo medidas contra el coronavirus mediante la obligatoriedad de que los visitantes lleven mascarilla. El motivo es el creciente número de infecciones en los hospitales. Sin embargo, no se vislumbra una obligación general de llevar mascarillas, como en la época del coronavirus.
Según Specht, esto no se debe únicamente al hecho de que la pandemia haya terminado oficialmente. Los estudios han demostrado que la obligación de llevar mascarilla ha tenido poco o ningún efecto en la incidencia de la infección. La explicación es sencilla: "Acuérdate: veías mascarillas torcidas por todas partes. Algunas personas las llevaban debajo de la nariz. Además, por lo general se utilizaba una misma mascarilla FFP2 con demasiada frecuencia", afirma el experto. En estas circunstancias, el requisito de la mascarilla no habría hecho prácticamente nada para evitar la propagación del virus.
Al mismo tiempo, sin embargo, esto no significa que las mascarillas no funcionen a nivel individual. "Las pruebas de laboratorio han demostrado que las mascarillas pueden evitar de forma muy fiable tanto la inhalación como la transmisión de virus si se colocan correctamente", afirma Specht. Por tanto, si se lleva correctamente la mascarilla adecuada, ofrece una protección fiable contra los agentes patógenos.
Sin embargo, mientras seas joven y estés sano, no deberías centrarte demasiado en prevenir las infecciones. "En general, no tiene mucho sentido intentar prevenir todas las infecciones evitándolas constantemente", dice el médico. Es importante que el sistema inmunitario se enfrente a distintos agentes patógenos para que pueda protegerse mejor contra ellos.
Fuente: www.ntv.de