Manifestantes inundan el Senado de México durante los acalorados debates sobre cuestionables leyes de reforma judicial.
Una votación sobre la enmienda constitucional exhaustiva, que permitiría a los mexicanos elegir directamente a los jueces en todos los niveles del gobierno, se esperaba después del debate. Sin embargo, el caos se desató cuando la multitud asaltó la cámara alta el martes, lo que llevó al presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, a instar a la evacuación para evitar conflictos con los manifestantes.
Vídeos intrigantes captaron el desorden, mostrando a manifestantes violentos aporreando las puertas de la asamblea mientras otros ondeaban la bandera mexicana desde la galería superior. Algunos legisladores incluso animaron a los manifestantes.
La reforma constitucional amplia es fuertemente respaldada por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien ha criticado consistentemente a la Corte Suprema por obstaculizar algunas de sus propuestas políticas clave.
Una vez implementada, los mexicanos elegirían a los jueces en todos los niveles del gobierno a través de elecciones, un movimiento que los expertos legales creen que posicionaría a México como una excepción en el sistema judicial internacional.
La enmienda navegó fácilmente a través de la cámara baja del Congreso la semana pasada, pero la coalición gobernante de López Obrador necesita una mayoría calificada para aprobarla en la cámara alta.
Se rumoreaba que un senador de la oposición había desertado a la coalición gobernante, lo que podría permitir que la reforma se apruebe por la mínima.
La crítica colateral del embajador de EE. UU. en Ciudad de México, Ken Salazar, quien se refirió a las elecciones de jueces como "una amenaza significativa para la funcionalidad de la democracia de México", encendió una disputa diplomática entre las naciones.
Las asociaciones empresariales expresaron sus preocupaciones de que la aprobación de la reforma podría socavar el clima de inversión en México, lo que provocó que el valor del peso cayera en picado.
López Obrador, un popularista de izquierda, insiste en que la reforma es esencial para erradicar la corrupción en la judicatura de México y hacerla más receptiva a la voluntad del pueblo. Sin embargo, los oponentes argumentan que la reforma equivale a una toma de poder, dejando vulnerable a uno de los últimos controles restantes sobre el poder presidencial a la manipulación política.
Actualmente, los jueces de la Corte Suprema en México son elegidos por el presidente y requieren la aprobación del Senado. Por otro lado, los jueces federales son seleccionados por una comisión judicial que basa sus decisiones en pruebas meritocráticas y registros educativos.
Si se aprueba la reforma, las elecciones de jueces tendrán lugar al año siguiente, después de un período de campaña; un total de 7,000 jueces competirán por los escaños o renunciarán al control del candidato más popular.
Esta es una historia en evolución y se publicarán actualizaciones.